Al término de la reunión, Julián LeBarón, en representación de la comunidad, lamentó la incapacidad e incompetencia de las autoridades en materia de seguridad y que les exigían, ya que tienen el monopolio en materia de seguridad y del uso de armas, el rescate con vida de sus familiares Horacio y Miguel. Aseguró que no se iban a quedar callados, que los dos familiares liberados relataron que fueron brutalmente torturados durante su cautiverio y que además de ellos había otras cinco personas secuestradas.
A las puertas de la Secretaría General de Gobierno sostuvo que la exigencia era que encontraran a sus dos familiares con vida y si no era así buscarían «otra forma de hacer visible esta situación y de presionar a la autoridad, ellos tiene el monopolio en la seguridad y tienen el monopolio en el uso de las armas y tienen toda la responsabilidad de encontrar a estas personas con vida».
Julián LeBarón advirtió que «nosotros no nos vamos a quedar callados cuando la incompetencia es total». Sobre si contemplaban la posibilidad de formar autodefensas o armarse, reconoció que «nosotros no tenemos la intención de ser guerrilleros». Sostuvo que creen en la paz y pero «en la paz está la obligación de ser fuertes y defender lo que es de uno».
Explicó que los cuatro miembros de la comunidad LeBarón secuestrados eran cuatro motociclistas que circulaban por la Mesa del Huracán, en el Largo Maderal, Municipio de Madera, y que al descomponérsele a uno la camioneta y parar en una gasolinera «fueron secuestrados tres y seis horas después fueron por mi hermano».
Sobre el cautiverio, aseguró que los dos que ya fueron liberados relataron que «tenían más de 24 horas amarrados de las manos, amarrados de los ojos, pateándolos, insultándolos, agrediéndolos, torturándolos y amenazando que los van a matar, que nada más es cuestión de tiempo».
Además, manifestó que aparte de los cuatro motociclistas había otras cinco personas secuestradas en el lugar donde los tenían privados de la libertad. «La autoridad tiene que detener esto, la gente no puede vivir permanentemente en el terror», concluyó Julián LeBarón.