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¿Qué ganamos con manifestarnos? Nos preguntaban

Por: Profr. Andrés Varela

Me enseñó el Viejo Antonio que uno es tan grande como el enemigo que escoge para luchar, y que uno es tan pequeño como grande el miedo que se tenga.

Subcomandante Marcos

Fue el cuatro de agosto que nos dimos cuenta que la gobernadora, sin consultarle a nadie -pero en nombre de todos- había interpuesto un recurso jurídico para que la corte le obligara a no distribuir los libros de texto. Y luego, ella, después decir que quien tenía retenidos los libros, era la corte.

En serio…en este momento, a estas alturas de la época: la gobernadora le negó los libros de texto gratuitos a los niños y las niñas del estado.
En cualquier parte que aparecía -ya fuera en una entrevista banquetera o en una participación en medios de información nacionales- la gobernadora explicaba que “escuchando a los maestros y padres y madres de familia” es que interpuso ese recurso jurídico llamado: “controversia constitucional”.

Conforme iba avanzando el año, otros gobiernos de otros estados optaban por repartir estos libros. Y mientras eso sucedía, envalentonada como es ella, la gobernadora asumía un “liderazgo nacional” -producto de su imaginación- para oponerse firmemente a esos libros que, además, tenían comunismo, brujería, adoctrinamiento, y otras cosas de esas que ella aprende en su partido político.

Poco a poco, la gobernadora se fue convirtiendo en la hazmerreír del país. En todas partes, aquellos que hubiesen podido ser sus votantes en las ilusiones de ser candidata a la presidencia de México, opinaban del retraso y la sinrazón del gobierno de Chihuahua al negarse a distribuir los libros de texto en pleno año 2023. Si ya de por sí creen que en el estado de Chihuahua tenemos más conservadores que una sopa de esas instantáneas. Y es que la gobernadora que tenemos no ayuda mucho.

Desde que vimos que María Eugenia no se iba a retractar, nos empezamos a organizar. Unos, por un lado, otros, por otro. Pero eso sí: le juntamos a más de 10 mil compañeros y compañeras en la ciudad de Chihuahua y Juárez, procedentes de todas las latitudes del estado para exigirle la distribución inmediata de los libros.

¿Cómo iba a decir ahora que “escuchando a los maestros y padres y madres de familia” es que tomó esa decisión?

Si por “maestros y padres y madres de familia” ella entiende a los empresarios a los que se debe y a las organizaciones religiosas con las que camina, pues entonces comprendemos su lógica, pero no tiene ninguna correlación con la realidad social.

En la defensa de los libros de texto, hemos logrado muchos éxitos. El primero, y más importante: el fallo a favor de los LTG. Para que esto suceda, hay que crear las condiciones políticas. Si no fuera así, el asunto de los libros se les hubiera convertido en el botín político que habían dibujado, y no en un acto histórico de resistencia del magisterio rebelde.

Pero la lucha aquí no se acaba. A la derecha no le gusta perder y, cuando eso pasa, se vienen las venganzas. No se quieren ni entre ellos, imagínense qué han de pensar de nosotrxs que, sin recursos, sin los medios, sin el dinero, sin las planas de los diarios, sin los micrófonos, nos atrevemos a desafiarles y, encima de ello, a exhibirlos.

Pero tan grandes somos al enfrentarles y resistir, como todo el poder que ellos tienen, siguiendo el mensaje del viejo Antonio. Sin embargo, pueden tener todo el poder, pero hay algo que no tienen y nosotrxs sí: razón.

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