Por: Mtra. Guadalupe Patricia Cruz Fuentes, supervisora interina de CEDEX
Durante mis treinta y cinco años como docente, seis como maestra particular , 29 en educación para adultos y 23 como catedrática de nivel superior, y 45 años dedicada a promover, desarrollar, y difundir el arte y la cultura , en el adulto mayor y grupos vulnerables jamás había visto tanta indolencia , injusticia ,apatía e indiferencia para la base magisterial , menos el abandono hacia los niveles especiales.
Como hija de maestra misionera, se las peripecias que pasan los maestros que diariamente vistan las rancherías, a veces a pie, porque la camioneta de la misión no puede pasar por los caminos empedrados. Y el maestro de albergues que difícilmente cuenta con las comodidades de la ciudad y lucha a brazo partido para cumplir con su tarea docente, con limitaciones , Los niveles especiales son educación para la vida. Es el tronco que sostiene la educación de los marginados por ser grupos vulnerables, de necesidades especiales , por cuestiones de cultura, situación geográfica o problemas socioeconómicos.
Pareciera que los maestros ahora somos un estorbo que afecta la economía, cuando que somos el eje rector que trasforma la vida de los NNA. O como el caso de niveles espaciales que nos ocupamos de brindar oportunidades de vida para jóvenes y adultos.
Las plazas docentes de las misiones se están desapareciendo, pareciera que la intensión es desaparecer las misiones , al nivel de indígenas se le subestima, se les discrimina , y CEDEX atraviesa una crisis porque tenemos un enlace que no tiene capacidad de solucionar conflictos.
Cuando se esta cómodamente sentado detrás de un escritorio , dando ordenes en medio una excelente clima artificial, es difícil empatizar con un docente de CEDEX que lucha diariamente por combatir el rezago educativo, en zonas aridas, en colonias marginadas , en centros comunitarios, en asentamientos de las etnias, en escuelas que se nos presta, pero con el requisito de no prender el aire acondicionado , porque nos acabamos la poco agua existente en los tinacos. Y tienen razón los NNA la necesitan al dia siguiente.
Doctora Sandra: Los docentes somos seres humanos , también nos podemos morir de calor, pero no solo el calor mata, la injusticia , la indiferencia, la apatía y la opacidad, también puede cobrar vidas . Ahora pareciera que algunos directivos tienen toda la libertad de abusar de su poder y maltratar a su plantilla docente, discriminándolos y minimizando su trabajo
Me dio pena ajena al escucharla decir que la maestra que murió sin ser reinstalada , usted había corroborado que su despido fue justificado, que triste que dijera estas palabras , porque la maestra ya no esta para defenderse. Eso solo demuestra la indolencia y falta de sensibilidad y respeto por la memoria de la maestra y su familia.
Se preguntara quien soy o quien me creo para criticar el desempeño de la secretaria de educación , pues le diré que soy simple y llanamente una humilde maestra, una guerrera, una activista si asi me quiere llamar, que busca aportar un granito de arena para crear un mundo mas justo y equitativo, que traiga como resultado una mejor calidad de vida .
Soy una mujer que ya paso la puerta a la tercera edad, que agradece diariamente el regalo de estar con vida, que no busca un puesto jerárquico, porque ya voy mas para alla que para aca.
Soy una mujer que fui educada por maestros , en aquellos tiempo en que el maestro era respetado y valorado, vivi en un hogar donde mi tutor Eduardo Vidal apoyaba a los maestros indígenas en sus tesis, no solo eso , sino que los invitaba a compartir los alimentos, creci en un ambiente , donde se almorzaba responsabilidad y respeto , se comía justicia , equidad e igualdad y se cenaba amor, empatía, solidaridad y libertad.
Los maestros también podemos morir de calor, si yo muero al menos no podrá menospreciarme, porque de su boca no podrán salir frases peyorativas , porque dejo un legado de trabajo , dedicación y empeño dentro de mi labor docente , será mi herencia para mis hijos y a las generaciones de estudiantes que han pasado por mis aulas.
Los docentes somos seres humanos, y aunque vivimos como superhéroes, no nos mata la criptonita, nos aniquila, el hostigamiento laboral ,la falta de empatía, solidaridad, la injusticia, la desigualdad y la falta de respeto a nuestro trabajo y a nuestra vida.
Doctora Sandra : Los docentes también podemos morir de calor.