Por: Rosalío Morales Vargas
El 10 de junio del 71
Al filo de las 5 de la tarde
Se convocaron a salir de nuevo
En una marcha audaz los estudiantes
Mujeres combativas, rostro alegre
Prestos los hombres a ganar las calles.
Una celada artera preparaban
Abyectas mentes, manos criminales
Y en las postrimerías de primavera
Se oyó el gañido de rapaces aves
Con fiereza atacaron a la gente
Unos grupos de paramilitares.
La saña, la sevicia, la locura
Expelieron su aliento repugnante
Los bastones de kendo y las pistolas
Con ruindad emitieron su mensaje
Y en palacio el poder regocijado
Se oculta en su careta miserable.
La represión los ánimos incita
A resistir al régimen salvaje
Y hay otra vez heraldos justicieros
Que en rebeldía llaman al combate
No quieren ya poner la otra mejilla
Y sufrir la vesania interminable.
El 10 de junio queda en la memoria
Al consumarse el acto de barbarie
Halcones asesinos gobiernistas
Quisieron aplastar a un gigante
A este pueblo surgido desde abajo
Contendiendo a sujetos inmorales.
No habrá velo de olvido a los caídos
Su ejemplo inmarchitable es la llave
Para abrir la conciencia colectiva
Y deturpar por siempre a los culpables
Ahora a preparar otras jornadas
De lucha y de acción indoblegable.