La angustia y zozobra evitables

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Una de las ventajas de desempeñar o haber desempeñado las funciones laborales como docentes es la serie de prestaciones de la que goza el valeroso cuerpo magisterial.

Durante décadas, las organizaciones gremiales fueron las responsables, no sin obstáculos, trabas, negativas y un sinfín de barreras, de luchar, gestionar y obtener los beneficios que hoy se tienen; justo reconocimiento a su ardua y dedicada labor. No obstante, tristemente,  algunas de ellas se perdieron debido a perniciosos arreglos bajo la mesa, por componendas o simplemente por desdén o apatía.

Aún con la desaparición de algunas prestaciones, cada fin de año e inicio del nuevo es esperado con singular alegría dado que la gratificación anual recibida por el magisterio ayuda, alivia o aligera los compromisos económicos contraídos o por contraer, en eso subyace la enorme expectativa de contar con esos recursos en tiempo y forma.

Desafortunadamente, los últimos años han sido de angustia y zozobra tanto para el personal activo como para el jubilado administrativo y docente pues costumbres arraigadas que en su momento cumplían con la esperanza creada de ser pagadas en determinados tiempos, ahora es difícil se realicen de la misma manera. Dicen que algunas costumbres crean derechos, sin embargo, cuando la autoridad define circunscribirse al marco de la Ley, difícilmente se mueven de ahí dejando a la voluntad el pago de las prestaciones como tradicionalmente se hacía.

Para evitar el desasosiego entre los beneficiarios, bien caería el establecer la firma de minutas en las cuales las partes involucradas signen los compromisos de fechas, conceptos y acuerdos establecidos para el pago de dichos emolumentos; de esta manera,  se procurará  que el personal docente programe y/o establezca compromisos que impliquen dinero con base en lo señalado en dichos documentos y, así, la angustia, la desesperación y zozobra podría aminorar.

Resulta ocioso mencionar que las prestaciones no son bajo ningún concepto negociables, lo que se sugiere es simplemente establecer un calendario de pagos detallado y que resulte de estricto cumplimiento.

Reconocer el trabajo magisterial es importante tanto como procurar su estabilidad económica y con ello su tranquilidad y paz mental.