Por: Rosalío Morales Vargas
Ahora eres aire
en la osada memoria de los pueblos,
huracán obstinado en avalancha,
vendaval pertinaz con fuerte viento,
intrépido tornado de utopías,
invaluable baluarte de los sueños,
un éter justiciero y libertario,
místico torbellino del ejemplo.
Ahora eres fuego
con recio halo de ternura a cuestas,
ráfaga de coraje en rebeldía,
indómito valor en las arenas,
antorcha fulgurante entre las sombras,
un ocote prendiendo las estepas,
música de metralla emancipada
cantando la elegía de las revueltas.
Ahora eres tierra
de fértiles raíces de esperanza,
constructor de una nueva sociedad,
reflejada en la límpida mirada,
grito imbatible en pos de un ideal
que vibrante se queda en la garganta,
guerrillero de luz y de decoro,
y voluntad que mueve las montañas.
Ahora eres agua
que fluye hacia el centro de la historia,
tritón de adarga, lanza y rocinante
dentro de la marea de bravas olas,
un arroyo que riega la conciencia
y que a su vera nacen rosas rojas,
la barca navegando a contraviento,
hasta alcanzar un día la victoria.