Maestro Callado, jamás será escuchado

Por: Profr. Fernando Álvarez Montoya

“El sindicalismo oficialista (charro) pavimentó el camino para que líderes sin escrúpulos, sin principios, pudieran dirigir a maestros sin memoria histórica”

La escuela pública mexicana y el normalismo han cumplido a la perfección la máxima tarea de ser los instrumentos adecuados donde el Estado y la Escuela cristalizan en el hecho educativo de la acción pedagógica de formar seres pasivos, obedientes y sumisos. En la cotididianiad de la vida escolar, en las aulas mexicanas a los niños se les enseña a obedecer. En la homogeneidad de la enseñanza el educador olvida que, por nuestro origen somos indivisibles, diferentes. Que el Marco Curricular (planes y programas) están hechos precisamente para eso. Para enseñar a obedecer.

Desde 1972 a la fecha los programas y planes impuestos desde arriba han fracasado. El nuevo de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) aun a pesar de su corte marxista por sus recientes desatinos sin duda, tendrá el mismo destino. El verdugo que se encargará de guillotinar el nuevo proyecto educativo es USICAMM (Unidad del Sistema para la Carrera de Docentes y Docentas)

El maestro, seguro hará lo mismo, que los niños aprendan a obedecer; sin cuestionar; tal y como él aprendió. La recurrencia permanente de escuchar en los espacios educativos verbos operativos !siéntate!, !cállate! no grites!…etc. La “domesticación” permanente que hemos sido ha tenido un efecto demoledor; todos seguimos las reglas establecidas por el “status quo” Evidencia palmaria. En el inicio del COVID 19 del mandato de usar “cubre bocas” Ahora como resultado del mandato a obedecer, lo inmensa mayoría lo seguimos usando. Lo usamos sin tener la certeza científica de que en verdad sirve para evitar el contagio del virus. No cuestionamos, y el que se niega a obedecer a “pie juntillas” el mandato se le cataloga paradójicamente como disidente. De igual manera, la inmensa mayoría del magisterio nacional aprendió muy bien a obedecer. De lo anterior creo, sin dudar que el SNTE promovió en el magisterio nacional la obediencia absoluta. .Maestro callado, jamás será escuchado

El cúmulo de arbitrariedades que viven (mos) los trabajadores de la educación agremiados a la Sección 42 del SNTE, es y ha sido venero inagotable de reminiscencias de abusos que todavía persisten. El silencio ominoso de los maestros que, con actitud de complicidad soterrada de no exigir, de no hablar, de no ver, tal vez sea la herencia del temor que ancestralmente se les tiene a los dirigentes sindicales. El despojo de sus prestaciones tanto a activos como jubilados, el abuso consuetudinario que se le hace a los pensionados a través de diferentes formas (descuentos) y, en el que la dirigencia sindical guarde silencio, no informe y no trasparente el porqué de tan elevadísimas cuotas, primas, genera desconfianza en la base magisterial.

La violación permanente de los derechos laborales a los maestros de recién ingreso a los que no se les retribuye de forma pronta y expedita su salario dilatando su pago por varios meses.

Es necesario colectivizar nuestras demandas, exigir respeto a nuestros derechos. No es viable “dejar hacer, dejar pasar”. La unidad que no se ha dado, frente a la diversidad ha sido un obstáculo que no ha permitido lograr que nuestras varias demandas se resuelvan.

La empatía por nuestra lucha debe de llegar a muchos y, esos muchos organizarse para reclamar justamente lo que nos pertenece. La lucha que se pierde es la que se abandona.

No más sumisión. No más descuentos elevadísimos que lesionan nuestra pensión. Demanda colectiva. Por nuestros seguros.