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La mayoría silenciosa

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

No obstante que la era digital trae consigo una gran cantidad de desventajas, lo cierto es que una de sus ventajas es la libertad que el ciberespacio brinda para dar a conocer ideas y posturas, así como escribir comentarios y apreciaciones sobre los acontecimientos que son importantes para los usuarios.

Existen comunidades virtuales que agrupan a personas con intereses comunes y es en ellas en donde se intercambian, en el mejor de los casos, puntos de vista, que si bien pueden ser encontrados, pueden servir para que los lectores se formen un criterio personal.

Sin embargo, llama la atención, por ejemplo, que precisamente en páginas de Facebook que aglutinan a trabajadores de la educación, se utilicen éstas para brindar un verdadero espectáculo, una función para sacar las palomitas y entretenerse con los comentarios vertidos por agremiados que por un lado, difunden y defienden los aspectos institucionales y por el otro, aquellos que están en desacuerdo con la conducción oficial.

Entre lo divertido, lo ilógico, las verdades, las medias verdades, lo inverosímil, la tragedia y la comedia, se puedan pasar horas leyendo lo publicado; no es casualidad que ante cualquier hecho, acción y/o actividad sea la misma gente quienes llenan esa virtualidad de opiniones y que sean los mismos quienes responden, réplicas y contra réplicas.

¿Cómo se explica el fenómeno de que al ser miles de internautas adheridos a dichas páginas sea sólo un universo limitado los que invariablemente interactúan? Es gracias a la mayoría silenciosa, aquella que de manera prudente no se engancha en discusiones estériles, quienes inteligentemente dejan pasar banalidades, pero es esa misma mayoría la que da lecciones, la que gana elecciones, la que marca tendencia cuando se manifiesta.

Una enorme cantidad de personas pensantes, que al utilizar la fuerza de la razón, con fundamentos y sin pasiones ni fanatismos, ubican en su justa dimensión los hechos, actividades, acciones y omisiones de los involucrados en el hecho educativo y/o sindical.

El que los pocos o los algunos que expresan en el apartado de comentarios sus opiniones crean que pueden influir en el ánimo de la mayoría y generar su percepción particular, me parece que insultan al raciocinio.

Mientras, espero sigan manifestándose en esos espacios, finalmente para eso es la libertad de expresión; pero cuando lo haga la mayoría, sin duda será otro cantar.

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