Chihuahua, Chih.- El auditorio de la Sección 42 del SNTE acogió la mañana de este lunes el cierre del taller “Evaluación Formativa e Instrumentos de Preescolar” organizado por la Zona 33 de Preescolar en el que, tras meses de trabajo, se puso de manifiesto que si se consigue desarrollar la evaluación formativa ésta repercutirá y redundará en una estrategia de mejora del proceso de enseñanza- aprendizaje en las aulas. De igual modo se hizo hincapié en la necesidad de evaluar para aprender y que las educadoras no evalúan para emitir una calificación numérica y decidir qué niño pasa de un grado y cuál no, sino que evalúan para saber qué necesidades tiene el alumno y hacer cambios si se requieren para que éste pueda seguir aprendiendo. Asimismo, durante la jornada de clausura se exhibieron en el vestíbulo algunos de los expedientes elaborados por las educadoras y educadores de la Zona 33.
Durante el cierre del taller se puso de manifiesto que el proceso de enseñanza- aprendizaje busca que el alumno logre cierto aprendizaje esperado y que, dentro de ese proceso, se debe considerar cómo evaluar ese logro. Se consideró que una secuencia didáctica no estará completa si no incluye la forma de medir el logro del alumno, enfatizando que en Preescolar se debe “priorizar el diálogo, la observación, la observación, la retroalimentación en el aula para el proceso de enseñanza- aprendizaje”.
Asimismo, durante la clausura del taller la Asesora Técnico Pedagógica (ATP) de la Zona 33 de Preescolar, la maestra Imelda Chacón, agradeció a las autoridades educativas y sindicales que les acompañaron, y especialmente a las educadoras afirmando que “este trabajo es de ustedes, es hecho para ustedes, es hecho en comunidad de aprendizaje para construir entre todas crecimiento profesional”.
Manifestó que llevaban varios meses trabajando en lo que es la evaluación formativa, asegurando que en el taller, como en las clases, hay cosas buenas y otras perfectibles, áreas de oportunidad, apuntando que el tema de la evaluación siempre trae aparejado o causa cierta polémica y cada quien tiene su propio punto de vista o una forma particular o diferente de ver este asunto.
La ATP Imelda Chacón señaló que esperaba que el taller hubiera motivado a las educadoras participantes a seguir investigando, trabajando y “de ver las fortalezas que tiene evaluar de acuerdo a esta parte formativa y que haya abierto la perspectiva y el panorama para seguir trabajando de una manera que ayude a nuestros alumnos a ser mejores seres humanos”.
“Yo pienso que la evaluación formativa ayuda a estos propósitos educativos de Preescolar, pero realmente quienes ponen en práctica son ustedes, así que también gracias a ustedes que son las que hicieron todo el trabajo”, prosiguió manifestando la ATP.
Acto seguido hizo un repaso a la bibliografía y citando a algunos de las autoras y autores abordados durante el taller, apuntó que “la evaluación formativa aplicada a los procesos de enseñanza- aprendizaje del alumnado señalan tres características que la distinguen, la primera sería la recogida de datos concernientes al progreso y a las dificultades de aprendizaje encontradas por los alumnos”.
Aseguró que “no nos podemos quedar en la recogida de datos, tenemos que interpretarlos y esta interpretación no es personal, sino es de acuerdo a esa información o perspectiva criterial, nosotros sería de acuerdo a los aprendizajes esperados que nos maneja el programa, y el tercero sería la adaptación de las actividades de enseñanza- aprendizaje, como decíamos desde el principio, si mi planeación es tradicional, si mi planeación es de hacer tal vez muchas hojitas que los niños nada más copian, la evaluación, por lo regular, va a tener que ser de una forma tradicional. Si mi trabajo es constructivista, mi evaluación y mi forma de trabajar también lo serán”. Asimismo, sostuvo que si se consigue desarrollar la evaluación formativa se evidenciará como una estrategia de mejora.
La maestra Imelda Chacón hizo hincapié en que las educadoras y educadores de Preescolar evalúan para aprender, refiriendo que “nosotros no evaluamos para emitir una calificación y para decir quien sí pasa de un grado a otro, nosotros evaluamos para saber qué necesidades tiene el niño y que pueda seguir aprendiendo”.
Agregó que las educadoras requieren trabajar tareas auténticas, “no solo evaluamos al alumnos evaluamos los procesos de enseñanza aprendizaje” y si es necesario los modifican para atender deficiencias o atacar áreas de oportunidad para el alumno.
Afirmó que la evaluación formativa subyace a cada una de las etapas que se desarrollan en el aula, pretende un aprendizaje profundo, con demanda cognitiva.
Repasó que durante el taller se llevaron a cabo conferencias virtuales, en las que, entre otros conocimientos, se compartió el relativo a la importancia de que exista una retroalimentación. A este respecto, sostuvo que si no hay retroalimentación difícilmente se puede hacer una evaluación formativa, así como que la educadora debe ser capaz de identificar aspectos positivos, hacer preguntas y crear espacios de conversación.
Tras la exposición, se procedió a la muestra de los expedientes de evaluación elaborados por las educadoras, los cuales se exhibieron en el vestíbulo del auditorio de la Sección 42 y que sirven de muestra del ingenio y creatividad de los modelos de intervención y estrategias implementados por las maestras en el trabajo diario con los pequeños en las aulas.