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Uvalde

Por: Rosalío Morales Vargas

Una primavera cruel,
los días grises y sombríos,
una enfermedad de muerte,
de odios y sin sentido,
se ha instalado en las entrañas
de un país ya carcomido.

De Newtown a Columbine,
de El Paso a San Bernardino,
Santa Fe, Las Vegas, Buffalo,
se vio el cielo ennegrecido,
Con las insanas masacres
se le fue al sol su brillo.

Ahora en el sur de Texas
se desató un torbellino,
le tocó a Uvalde ser mártir
de los rifles asesinos,
pues fueron ahí cegadas
vidas de niñas y niños.

Atmósfera venenosa
con semblante de patíbulo,
se respira por los aires
de los Estados Unidos,
de ese imperio en decadencia,
arrogante y agresivo.

No es solitario trastorno,
sino un vicio colectivo,
engendrado al acicate
de un sistema torvo, inicuo,
de una sociedad enferma
y presa del fanatismo.

Hay abandono, caos, drogas,
explotación y racismo,
las pulsiones de la usura,
reparto inequitativo,
esa forma de vivir
nos conduce al extravío.

Para la infancia inmolada
una corona de lirios
y todos a combatir
el mal del capitalismo,
y si no lo hacemos pronto.
todes habremos perdido.

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