Por: Abelardo Carro Nava
Llega el mes de mayo y el cierre del ciclo escolar 2021-2022 comienza a dibujarse en el horizonte; sin embargo, la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Subsecretaría de Educación Básica (SEB) o la Dirección de Diseño Curricular (DDC), escasamente han informado sobre el proceso de implementación, para este año, de eso que se ha denominado Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana; de hecho, sobre este asunto, a través del Boletín No. 70 del mes de marzo, la SEP dio a conocer que “tras la revisión de la propuesta curricular de educación inicial, preescolar, primaria y secundaria, se iniciaría un proceso de formación, capacitación y acompañamiento para que su implementación fuera una experiencia enriquecedora y no un simple procedimiento administrativo” (SEP, 2022).
Como se sabe, el ciclo de reformas curriculares en nuestro país comenzó en los primeros años del 2000 con la conocida Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB); en preescolar inició en 2004, en secundaria en 2006, en bachillerato en 2008 y en la educación primaria entre 2008 y 2009. De tal ejercicio, se desprendió el Plan de Estudios 2011. Educación Básica.
Por lo que respecta a las acciones que marcaron su diseño e implementación, en el discurso – y en el mismo Plan de Estudios 2011 – se dijo que, habían participado especialistas, centros académicos, consultas vía internet con materiales expuestos en la red, y foros de docentes en todo el país; además de que en cada entidad federativa se integraron Coordinaciones Estatales de Asesoría y Seguimiento (CEAS), aunado a varios procesos de revisión y seguimiento las reformas curriculares propuestas desde el 2004, por instancias nacionales e internacionales (Plan de estudios, 2011); todo ello con el propósito de lograr la tan anhelada calidad educativa. Un tránsito de varios años que, por donde quiera que se mire, ubicó al docente como un operador curricular más que como un verdadero agente de cambio. La verticalidad curricular de impuso desde las estructuras oficiales y de ahí no ha salido.
El proceso de diseño e implementación siguió una línea similar al anterior, consultas, foros estatales en las 32 entidades federativas, discusiones en los Consejos Técnicos Escolares, consultas en línea (SEP, 2017) y, para su implementación, se impulsaron escasas acciones a través del Programa Nacional de Actualización Permanente de Maestros de Educación Básica (PRONAP) – aunado a lo que realizaron algunas instancias estatales de la misma naturaleza – puesto que, como se sabe, en 2017 se implementó en algunas escuelas “piloto” del país, sin embargo, en el 2018 ya “no se aterrizó en las aulas”, por la llegada de un nuevo régimen a Palacio Nacional aunque, en los hechos, no haya sucedido de esta manera pues en las escuelas actualmente opera dicho plan. En todo este tránsito, el docente siguió con la misma denominación, un operador o instrumentador de un plan de estudios.
Hasta el momento, en términos de la implementación de esta propuesta curricular, como he dicho, poco se sabe al respecto; sin embargo, no debería extrañarnos que, al inicio del siguiente ciclo escolar, al igual que ha sucedido en antaño, durante dos semanas se efectúen “intensos” cursos de “capacitación en los centros escolares” para que se logre “exitosamente” esa implementación. Otra vez, el docente será visto como un operador o instrumentador de los planes de estudio. ¿Qué cambiaría entonces de ese pasado más que inmediato y que hasta el hartazgo se ha criticado?
En suma, desde mi perspectiva estamos en la antesala de observar cómo, en nuestro país, “conviven” tres planes de estudio sin que, en la propia SEP, SEB o DDC, permee el sentido de responsabilidad para con los miles de estudiantes esparcidos en la República Mexicana. Vaya, lanzar una serie de adjetivos sin mirar el fondo e importancia de estos temas tan relevantes para la educación en su conjunto es una irresponsabilidad mayúscula que, lo único que logra es poner a ciertas figuras con un discurso diferente, pero siendo iguales; habría que recordar a Nuño. En fin.
Al tiempo.
Referencias:
- (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral, Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Recuperado de: https://www.planyprogramasdestudio.sep.gob.mx/descargables/APRENDIZAJES_CLAVE_PARA_LA_EDUCACION_INTEGRAL.pdf
- (2011). Plan de estudios 2011. Educación Básica. Recuperado de: https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/20177/Plan_de_Estudios_2011_f.pdf
- (2022). La ruta de la nueva propuesta curricular para la educación básica. Recuperado de: https://www.sep.gob.mx/marcocurricular/#corteB.
- (2022). Tras revisión curricular iniciará un proceso de formación, capacitación y acompañamiento: Delfina Gómez. Boletín No. 70. Recuperado de: https://www.gob.mx/sep/articulos/boletin-sep-no-70-tras-revision-curricular-iniciara-proceso-de-formacion-capacitacion-y-acompanamiento-delfina-gomez-alvarez?idiom=es
- Treviño, E., y Cruz, R. (2014). La reforma integral de la educación básica en el discurso docente. Análisis desde el ángulo de la significación. Perfiles educativos. Recuperado de: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-26982014000200004#:~:text=La%20RIEB%3A%20la%20propuesta%20y,transici%C3%B3n%20entre%202008%20y%202009.