¡Porque vivos se los llevaron! ¡Vivos los queremos! Homenaje a Doña Rosario Ibarra de Piedra

Por: Mtra. Rosa Lilia Cardona Muñoz

“Me entristece la lluvia, ya que imagino que Jesús está en algún sitio mojándose, externaba Rosario Ibarra de Piedra en más de una ocasión cuando las nubes anunciaban aguacero.” Fritz Glockner

Palabras emanadas de una madre que con voz dolorosa busca a su hijo desaparecido, desde 1974, Jesús Piedra Ibarra fue detenido en la ciudad de Monterrey por una docena de agentes policiacos de la Dirección Federal de Seguridad y nunca se volvió a saber de él.

La desaparición de Jesús Piedra Ibarra y de cientos de ciudadanos se produjo en el contexto de la guerra sucia, la brutal estrategia aplicada por los gobiernos de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo para aniquilar a los grupos guerrilleros y a sus integrantes. (La Jornada)

Durante el gobierno de Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) y como antecedente el Movimiento del 68, la orden era acabar con las guerrillas encabezadas entonces por Lucio Cabañas y Genaro Vázquez. Se puso en marcha la primera operación secreta de gran envergadura en contra de grupos insurgentes que actuaban en Guerrero: el Plan Telaraña. Las órdenes de los soldados cambiaron: de infiltración y obtención de información para detener a los guerrilleros, a “continuar la búsqueda para capturar o exterminar” al grupo de Lucio Cabañas, luego de que su gente emboscó a miembros del Ejército en la sierra de Atoyac el 25 de junio y el 23 de agosto de 1972. (Wikipedia)

La Guerra Sucia dejó un número aún desconocido de muertos y desaparecidos en México. El número de denuncias recibidas por la Organización de las Naciones Unidas relacionadas con crímenes de Estado durante las décadas de 1960 a 1980 asciende a 374. Sin embargo, es posible que las víctimas sean muchas más. Tan solo el Comité ¡Eureka!, la primera organización de familiares de personas desaparecidas, fundada por Rosario Ibarra, maneja un total de 557 expedientes de personas desaparecidas entre 1969 y 2001, de las cuales más de 530 corresponden a personas desaparecidas hasta la década de 1980.

Rosario Ibarra se enteró de la desaparición de su hijo Jesús por la prensa el 30 de abril de 1975, El Norte dio la noticia. La nota describía cómo fue detenido, el día 18, el estudiante de medicina, militante de la Liga Comunista 23 de septiembre, en la esquina de las calles Arteaga y Félix U. Gómez, en el centro de la Sultana del Norte. Los testigos aseguraron que el joven se resistió a la captura.

Al recibir la noticia de la detención de Jesús, Doña Rosario se entera por el Director del Periódico que se lo llevaron al Campo Militar. Ella vivía en Monterrey, a mil kilómetros de distancia de la Ciudad de México. Pero el 5 de mayo de 1975 se trasladó a la capital para buscar a su hijo. Luis Hernández Navarro

Pensó que sólo venía por 20 días al Distrito Federal. El 18 de mayo de 1975, a su llegada, se entrevistó con el presidente Echeverría, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, mientras él inauguraba la estatua de Alfonso Reyes. Le entregó una carta y le pidió que si su hijo era culpable le hiciera un juicio, que eso era lo justo, que se lo entregaran. ¡Enjuícienlo! –suplicó– pero entréguenmelo. Él respondió como acostumbraba: vamos a investigar, dijo, y se echó la carta al bolsillo. Nunca lo hizo. Luis Hernández Navarro

Posteriormente, vestida de negro, se coló al acto oficial del presidente Luis Echeverría Álvarez el primero de diciembre de 1976, iba acompañado de su sucesor, José López Portillo. Montaba guardia de honor en el Hemiciclo a Juárez de la Ciudad de México cuando, con un medallón colgado de una pequeña cadena sobre el pecho, con la foto de Jesús Piedra Ibarra, la madre del muchacho desaparecido por el Estado le gritó: ciudadano Echeverría. Entrégueme a mi hijo… ya son muchos años. No hubo respuesta. Luis Hernández Navarro

Pero la respuesta de doña Rosario fue emprender una búsqueda que nunca cesó. Su determinación incorruptible fue una clara guía para el movimiento social durante décadas. Su lucha por la justicia y en contra de la represión logró que muchos presos políticos de la época pudieran salir con vida de los campos militares.

Ella, junto a las doñas que fundaron el Comité ¡Eureka!, emprendieron una guerra contra el olvido de quienes quisieron hacer de este asunto borrón y cuenta nueva.

El 28 de agosto de 1978, decenas de familiares de opositores políticos secuestrados por el aparato represivo comenzaron un ayuno en el Zócalo de la Ciudad de México. El primero de siete. Querían hacer visible lo invisible, que se escuchara a quienes se les había quitado la voz. Luis Hernández Navarro

La mañana del 2 de octubre de 2007, en el Casco de Santo Tomás, dentro del Auditorio Lenin de la Escuela Superior de Economía, bajo el liderazgo de Doña Rosario Ibarra de Piedra y más de 150 organizaciones sociales, se refundaba el Frente Nacional Contra la Represión (FNCR). La ley de amnistía de 1978 ya había logrado que mil 500 presos políticos recuperaran su libertad, ese fue uno de los logros más importantes que tuvo el FNCR en su primera etapa. La refundación del frente en 2007 se dio en el marco del delicado y grave avance de la militarización del país y de la represión contra el movimiento social desplegado a partir del fraude electoral de 2006. César Iglesias

Durante el Gobierno de Felipe Calderón se agudizó la represión contra los integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y contra los campesinos de Atenco en el estado de México por defender su territorio; la detención-desaparición de los guerrilleros Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, militantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR). César Iglesias

La propuesta de doña Rosario Ibarra de Piedra fue coordinar todas las denuncias de violaciones de derechos humanos contra el movimiento social desde el Senado de la República, pero también, y aún más necesario, partir del hecho de que para resistir debíamos estar organizados. La violencia del Estado debía ser detenida poniendo en el centro, no las diferencias políticas de cada organización, sino las coincidencias para exigir el respeto a la vida desde la disidencia, como un derecho humano. Todos estos esfuerzos se hacían para denunciar una y otra vez las arbitrariedades del Estado autoritario mexicano y evitar una barbarie más. Esta contención y contra la que resistió el FNCR desembocó en el crimen de Estado de Ayotzinapa, con la detención-desaparición de los 43 normalistas en el Gobierno de Peña Nieto. César Iglesias

Doña Rosario Ibarra que inició como una ama de casa en busca de su hijo desaparecido, se convirtió en la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982, aspiración que repitió en 1988. Sin abandonar por un momento su causa central, fue diputada federal y senadora. Su trayectoria le valió la postulación al Premio Nobel de la Paz y recibir diversas distinciones nacionales e internacionales, entre ellas la Medalla Belisario Domínguez, máxima condecoración que otorga el Senado de la República, en 2019; sin embargo, para ella la mayor presea fueron los 150 desaparecidos localizados con vida por la organización que fundó. (La Jornada)

En un acto de plena humildad, cuando la Cámara alta le otorgó la Medalla “Belisario Domínguez” hace tres años, Rosario Ibarra de Piedra dejó la medalla en custodia del presidente López Obrador, con el encargo de que se la devolviera junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos hijos y familiares, y con la certeza de que la justicia anhelada por fin los cubrirá con su halo protector. Sin duda, el máximo homenaje que el Estado mexicano puede rendir a una de sus ciudadanas más ilustres, reside en localizar a las 96 mil personas que permanecen desaparecidas, y tomar todas las disposiciones a su alcance para erradicar este mal. Luis Hernández Navarro

PORQUE

“VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS”

Descanse en Paz Doña Rosario Ibarra de Piedra (1927-2022)