Por: Profr. José Luis Fernández Madrid
¿Cuándo es que los alumnos y alumnas son más felices en la escuela? Sin duda, cuando llega su clase de educación física, y aun así, dicha labor es muchas veces infravalorada.
Con escasas posibilidades de crecimiento laboral, con el ninguneo de ciertos sectores del área educativa, bajo el inclemente sol, con el congelante frío sobre sus espaldas, trabajando de pie aunque sus piernas no aguanten más, con poco material y en mal estado, expuestos a una y mil carencias, los y las maestras de educación física merecen todo el respeto y admiración posible por desarrollar su labor con valentía y orgullo.
A sus clases algunos le llaman “especiales” y vaya que lo son, pues son motivadoras, divertidas, relajantes, dinámicas, gratificantes, productivas…sí, por eso son especiales.
Por ello, en los colectivos docentes los de Educación Física no pueden ser visitos como un relleno, como una actividad que sólo debe darse porque así lo marca la currícula, pues son ellos y ellas un gran aporte de experiencias, de trabajo colaborativo, ejemplo de solidaridad y apoyo; involucrarlos en el quehacer educativo es una exigencia y una necesidad.
Denostar su labor argumentando que los alumnos nada más salen “a jugar” es ofender su preparación y capacidad, ellos también planean, ellos también se preparan y ofrecen lo mejor de sí para inculcar una forma de vida sana, hábitos de higiene, para promover una cultura física y amor por el ejercicio, el deporte y la recreación, y no, sus horas y horas de trabajo “en el teni” no son para perder el tiempo, eso se tiene más que demostrado, pruebas y evidencias hay miles.
Démosles el valor que tienen primero como profesionistas, y además como compañeros y como seres humanos que buscan el mismo objetivo que todos los maestros de grupo y directivos, que los alumnos y alumnas aprendan, que se diviertan y que sean felices.
No hay motivo para ignorarlos, para relegarlos, para hacerlos sentir aparte; cuando se aprovechen sus virtudes y aportaciones, las escuelas podrán sentirse completas y plenas al tener un colectivo especial, super especial.
Con profunda admiración para “los de física”.