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Soy sindicalista

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Válidamente personas y grupos magisteriales empiezan a socializar su intención de participar en el proceso de renovación de las dirigencias magisteriales; su derecho y las libertades permiten sus expresiones y asociaciones.

En lo que debemos de reparar quienes seguimos puntualmente el desarrollo de los acontecimientos que subyacen a sucesiones de tal naturaleza es en el rescate de la génesis del sindicalismo; recordar que sobre cualquier persona las instituciones son primero, con seguridad ayudará a transitar ecuánimemente por todas las etapas del proceso.

Lamentablemente, desde ya, las acusaciones subterráneas, las filtraciones mediáticas sin sustento, las diatribas y juicios a priori se están manifestando aún y cuando no son los tiempos sucesorios o éstos apenas se vislumbran en el corto o mediano plazo.

Lo que es una premisa insoslayable es que sin importar la coyuntura política actual, deben de darse a conocer los hechos demostrados y documentados de personajes que en el pasado le hicieron daño a la organización sindical, eso no es ni moral ni éticamente criticable siempre y cuando éstos den lugar a afirmaciones fundamentadas y permitir, por supuesto el derecho de réplica, si alguien así lo decide, en los mismos espacios publicados por quien las emitió.

Los tiempos político-sindicales se están acelerando, ahora mismo no se puede determinar si es para bien o para mal, pero sin duda alguna, toda la gran familia magisterial agradecerá el que, antes de cualquier determinación, se piense en que lo que importa es un sindicato fuerte, actuante, vigente, que responda a sus funciones y atribuciones sin cortapisas ni compromisos funestos.

Cuando se haya alcanzado la madurez organizacional por parte de los distintos actores, estaremos hablando de que quienes conforman el SNTE y la propia organización están preparados para transformarse y declararse listo para afrontar los nuevos retos.
Que a nadie asuste la democracia ni el libre ejercicio de las libertades, y porque soy sindicalista, lo que sí debe causar terror, es que por la algidez de una contienda se pierda que el objetivo final es el la perpetuidad y la larga vida de una organización gremial que defienda irrestrictamente los derechos de los trabajadores.

 

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