Chihuahua, Chih.- En entrevista en exclusiva para El Puntero, el profesor del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México y reconocido analista en materia educativa, Manuel Gil Antón, abordó la gran expectativa que se abre el lunes con la vuelta a clases presenciales -tras la suspensión por la pandemia de COVID-19-. Partiendo de reconocer que en las condiciones actuales “lo mejor” no es posible, consideró que lo mejor dentro de lo posible no pasa por decisiones o instrucciones centralistas, sino por lo que en cada caso decida cada comunidad de maestros y padres, cada escuela, puesto que “hay tantas opciones como contextos específicos” y encorsetar el regreso a clases no sería más que sinónimo de fracaso.
Después de una relativamente larga temporada en la que no pudo visitar la entidad con motivo de la pandemia, Manuel Gil Antón regresó a Chihuahua, un estado del que es ya asiduo y al que se nota que aprecia, en esta ocasión para participar el lunes y el martes en Madera en algunas actividades del décimo aniversario de la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua. El Puntero tuvo la oportunidad de compartir una pequeña plática Manuel con la intención de poder hacer llegar a nuestros lectores algunas, una breve pincelada, de las siempre interesantes reflexiones del profesor, máxime cuando apenas restan un par de días para una fecha tan señalada como la del inicio del ciclo escolar 2020- 2021 marcado por el regreso a clases presenciales.
Gil Antón empezó reconociendo que el lunes 30 era “un día con mucha expectativa” y antes de entrar en valoraciones, refirió que desde que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, anunciaron el regreso a clases presenciales, él había sostenido una postura al respecto que tiene dos ejes. Señaló que la primera partía de la cita del reconocido escritor y periodista británico Gilbert Keith Chesterton que dice “Nunca lo mejor ha sido mejor que lo posible”, poniendo por delante que la actual situación dista mucho de ser la propicia.
“Obviamente entre clases presenciales y clases a distancia, lo presencial es sin discusión mejor, por las condiciones pedagógicas, por las condiciones de convivencia con los otros, que son tan educativas, por lo que uno aprende con los otros, yo siempre dije que aprendí mucho de mis profesores y les tengo mucha gratitud, pero aprendí mucho, mucho, mucho de mis compañeros a los que pedía ayuda, oye cómo le hago”, aseveró Gil Antón.
“Entonces, no estamos en el terreno de lo mejor, de lo deseable, sino de lo posible. ¿Por qué quise hacer eso? Y este es el segundo eje. Para decir que si estamos en el terreno de lo posible, ahí el asunto central no es qué es mejor, sino qué es factible, y hay ciertas condiciones de factibilidad”, prosiguió, para a continuación matizar.
“A mí me parece que sería un error grave decir ‘a partir del lunes todos los niños vuelven a las escuelas esté como esté la cosa’, espera, ¿por qué creo yo que la factibilidad no puede ser centralmente dictada y nacionalmente asumida? No puede serlo porque el país es muy diverso”, afirmó el profesor y analista.
En este punto, apuntó, a modo de ejemplo, cosas como que si bien la recomendación nacional pasa por privilegiar las actividades escolares al aire libre, en lugares como Mexicali o el mismo estado de Chihuahua evidentemente no resulta lo mejor sacar a los niños al patio con temperaturas de 38 o 40 grados en verano, pero si se meten al salón también hay que ver que el aire funcione bien para que el espacio esté ventilado. Igual que en invierno, cuando llegue el frío, en lugares como Madera -donde a principio de semana estará participando en actividades del décimo aniversario de la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua- ventilar los salones seguro que resultaría fácil, pero a costa de cuántas pulmonías, mientras que en otros lugares como Veracruz no tendrían ese problema.
Prosiguió señalando que además de esa diversidad climática, en la República Mexicana hay diversidad de densidad geográfica, precisando que no son lo mismo los lugares donde los niños van a la escuela de la colonia, que como ocurre en puntos como la Ciudad de México, el retorno a clases “implica un millón de viajes adicionales en transporte público, porque si ya de por sí en el metro la gente va, ¿qué sana distancia?”.
Dicho esto, llegó a una primera conclusión de que “hay tantas opciones como contextos específicos. Entonces, a mi juicio, las mejores opciones para volver son las que las comunidades educativas, cuando hay maestros y maestras enserio comprometidos con su trabajo, son muchísimos, hay otros que están felices, igual que en la universidad de que no tengan que ir a ver a los estudiantes que les quitan el tiempo. Hay gente que no cumple con su trabajo, pero la inmensa mayoría le echa unas ganas inmensas. Entonces, que esas maestras y maestros, junto con padres de familia, y con el auxilio de la autoridad educativa y de salud, diseñen los procesos”.
Llegados a este punto, Gil Antón manifestó que en muchos lugares será asistencia alternada, unos alumnos irán el lunes y miércoles y otros los martes y jueves, pidiendo por favor que a los que se cite el viernes no se les denomine como “los retrasados porque es un estigma”, señalando que sería un buen momento para que en lugar de clases hubiera actividades de convivencia.
De igual modo, consideró que era factible la “presencialidad absoluta y total en escuelas multigrados”, recordando que el 40 por ciento de las escuelas mexicanas son multigrado.
Abogó por “el retorno local inteligente, cauto y tomando en cuenta otro aspecto, la infraestructura, si no hay agua, si no… es evidente que pasado mañana en vez de que sería vamos a retornar, sería vamos a seguir trabajando (virtual) hasta que tenga la infraestructura suficiente, no mínima, pero suficiente y digna para el retorno”.
Continuando con su exposición, Gil Antón señaló que si se hacen así las cosas habrá una posibilidad real de ir recuperando paulatinamente la normalidad “porque los niños ya han salido mucho, la movilidad es la incógnita que yo tengo, yo tengo una especie de preocupación, no vaya a ser que estando alta la curva de Delta, la movilidad que se asocia a la movilidad a las escuelas nos genere un problema”.
“Vamos a vivir un regreso, ojalá, ojalá, muy decidido localmente, que la decisión no sea orientada por el menor esfuerzo para no salir a trabajar, pero que tampoco esté orientada por el centralismo de ya todos y pum pum”, aseveró.
Afirmó que el lunes iba a ser “el inicio de un retorno”, en el que habrá que hacer gala de mucha sensibilidad en cada zona, en cada escuela, y si se ve que hay casos en la escuela, que los va a haber, ir tomando sobre la marcha las decisiones más adecuadas. Sugirió la implantación del sistema de burbujas que ya ha funcionado con cierto éxito en otros países o incluso competiciones deportivas internacionales.
Manuel Gil Antón aseveró, dicho todo lo anterior, que tenía la esperanza “ojalá para el bien de todos, para el bien de todos, lo posible se esté acercando a lo mejor, para rematar con Chesterton”, y no quiso cerrar este capítulo sin precisar que ni “el padre que tenga miedo y no mande a sus hijos no esté interesado en la educación de sus hijos, me parece un juicio muy, muy injusto, y tampoco es verdad que el que los mande es un pseudo, proto, casi asesino porque los manda al peligro”. En este sentido, puso el ejemplo de las zonas con alta actividad laboral maquiladora, como es el caso de Chihuahua, donde hay niños que no han tenido otra alternativa que quedarse solos durante muchas horas al día durante esta pandemia, recordando también la existencia de estudios que reportaron que unos 1 mil 250 niños fueron rescatados de condiciones de ausencia de cuidados aquí en Chihuahua.