Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz
“Hay que salir a justificar el sueldo”. Con esa frase contundente, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas, confirmó la obligatoriedad del regreso a clases para el personal docente. Mientras el presidente de México, en conferencia matutina, habilidosamente señaló que el regreso a las escuelas no era obligatorio para el profesorado, pero apelaba a su responsabilidad, es decir, simultáneamente planteaba una obligación moral implícita, el máximo jerarca del SNTE prefirió poner como argumento las remuneraciones de los maestros.
Se podría pensar que el dicho no merece tanto alboroto, que es una simple frase imprecisa y que se está haciendo una tormenta en un vaso de agua. Sin embargo, el contexto en el que se dice y los antecedentes de quien lo dice, dan mucho qué pensar. En ese conocido afán de buscar cobijo en el manto de la autoridad, el líder sindical magisterial atropelló con sus palabras a todos sus representados.
Innecesaria e irresponsablemente Cepeda afirmó la necesidad de “salir” para desquitar el salario. ¿Sugiere entonces que, al confinarse, los docentes recibieron un pago sin merecerlo? ¿Minimiza el trabajo a distancia? El líder sindical probablemente ignora u olvida que, en ese periodo, los docentes siguieron trabajando desde sus hogares, en muchos casos aún con dificultades mayores a las de la modalidad presencial y que, precisamente con el sueldo que pide justificar, costearon los medios que el patrón nunca les proporcionó para realizar su trabajo y, entre otras acciones, entablar comunicación con sus alumnos.
La frase la emite Cepeda Salas después de una penosa aparición en una conferencia matutina presidencial, en la que se adhirió, prácticamente sin condiciones específicas, a la propuesta federal para regresar a clases presenciales. En su tibio discurso, no aprovechó los reflectores ni el hecho de estar frente al jefe del Poder Ejecutivo y a la titular de la SEP, para hacer exigencias concretas en beneficio de sus representados. Apeló a un acuerdo, que a la fecha no existía, para hacer de las escuelas espacios seguros: se conformó con los buenos deseos. Guardó silencio en relación a entidades en las que, para iniciar el ciclo escolar, los docentes no tienen siquiera asegurado su salario puntualmente. No habló tampoco de escuelas que, a dos semanas de iniciar el ciclo escolar, tienen carencias básicas de infraestructura. Pero eso sí, se sumó al cuestionado anuncio de Delfina Gómez: “¡estamos listos!”.
Se sorprendería Alfonso Cepeda Salas si esa “inmensa mayoría de los maestros”, de la que se dijo portavoz ante el regreso a clases presenciales, fuera consultada en relación a la justificación no sólo del salario sino del cargo de jerarcas sindicales como él. Pide a los docentes desquitar su salario, pero ¿está seguro Cepeda que se desquitan las cuotas sindicales que el SNTE recibe puntualmente de sus agremiados, quincena a quincena? ¿Sentirán sus representados que cada peso que es descontado por ese concepto se ve reflejado en posturas feroces a favor de la defensa de los derechos y las condiciones laborales del magisterio? ¿Estará Cepeda Salas viendo la paja en el ojo ajeno?
Es lamentable pues la declaración de Alfonso Cepeda: parecerían más las palabras de un patrón quisquilloso con la chequera que las de un líder sindical. Viene la frase más desde la comodidad de una oficina que de las exigencias que se viven en las escuelas y las aulas. Acentúan sus dichos la idea expresada alguna vez por la titular de la SEP, interpretada por muchos como una sugerencia a que el sueldo de los profesores durante la pandemia fue una dádiva del gobierno, algo digno de alardearse. Voluntariamente o no expresada la frase, los maestros merecen una disculpa pública ante esta ofensa penosa de quien se supone debería velar por el prestigio de la profesión docente.
*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía.
Twitter: @proferoger85