Chihuahua, Chih .- Ante el próximo regreso a clases, el vocero de la arquidiócesis, Gustavo Sánchez Prieto dio a conocer un desplegado en donde asegura que se debe de dar seguridad plena para dicho regreso para niños, niñas y jóvenes en los planteles escolares.
A continuación, el texto:
La pregunta de muchos papás, así como de muchos otros, es sobre la conveniencia o no del regreso de niños, adolescentes y jóvenes al salón de clases, aún en aquel sistema en que dividirían a los grupos, para que unos días asistan unos y otros en otros, alternando clases por internet y clases presenciales, como dicen muchos. La bondad de la escuela, sea por la convivencia humana como por el progreso académico, no está en duda. No es solamente algo bueno, sino obligación de la autoridad respectiva ofrecer este servicio público para el bienestar de todos. El problema se presenta hoy porque vivimos con una serie de preguntas, cuyas respuestas nos tienen en vilo.
1. Cuál es la situación real de la pandemia, el número real de muertos y de contagios no es claro.
2. Cuál es la situación real del personal sanitario: insumos, vacunas, muertos de esta área.
3. Niños que han fallecido a causa de la pandemia
4. Situación real de las instalaciones escolares. Ordinariamente lamentamos deficiencias en servicios sanitarios, salones de clase, etc ahora que nos dicen que han sido vandalizamos, ¿qué podemos esperar?
5. Sistema de salud, en general, y en especial para los niños. En caso de contagio, ¿Qué apoyos oficiales habrá? La experiencia de los niños con Cáncer es terrible. Una carta de corresponsabilidad puede simplemente exonerar al gobierno y cargar la responsabilidad a los papás.
6. Vacunas de maestros y demás personal de las escuelas?
7. Recursos sanitarios para las familias, se supone que saldrán aseados, con gel, cubre bocas, etc tanto en la casa como en el transporte público, quien garantiza o cómo se apoya?
Son algunas de las preguntas que nos hacemos y, frente a las cuales, nos quedamos perplejos. Oramos, nos animamos con fe, estamos en las manos de Dios, pero no podemos ignorar la sentencia evangélica: sean sencillos como las palomas y astutos como las serpientes.