¡Por fin que ya trabaje el magisterio!

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Escuchar decir que es urgente que los niños y jóvenes vuelvan a clases presenciales se ha vuelto una constante, sataniza al magisterio mencionando que es urgente que desquiten su sueldo, que se les paga por no dar clase y que ya por fin se pongan a trabajar es una muestra más de la incomprensión a la que está sujeta la base docente.

Ante el inminente inicio del ciclo escolar han surgido ideas para el regreso a clases como el “Modelo Híbrido” es decir, dar la cátedra de manera presencial y a la vez en línea para abarcar el mayor universo estudiantil pero ¿En verdad se han puesto a pensar en las necesidades reales para llevar a cabo dicha propuesta? ¿Saben que hay maestros y maestras de secundaria y de nivel medio superior que dan clases hasta en 8 o 10 grupos? ¿Cómo sería su jornada laboral?

¿A qué hora y a cuántos alumnos se atenderán en línea y a cuántos en presencial? Esto aparte de que las tareas y trabajos deberán subirse sin falta a la plataforma classroom por supuesto.

En educación básica, quizá el regreso escalonado, acudiendo algunos niños unos días y otros el resto de la semana pudiera ser efectivo dada la dinámica escolar en jardín de niños y primarias, pero intentar implementar este método en los demás niveles es impensable.

Aunque, ¿Estamos realmente preparados en las escuelas, en infraestructura y materiales, para llevar cabo todas y cada una de las medidas sanitarias que eviten los contagios? Conozco infinidad de centros escolares que batallan para tener escobas y trapeadores, de lo demás ni hablamos.

Con escuálidos argumentos de que las aulas están vacías pero las playas y centros vacacionales llenas de docentes es tanto como negar el legítimo derecho de cualquier ciudadano a disfrutar sus ratos de libre esparcimiento y recreación, pretender dar a entender que los maestros y maestras son incongruentes por no querer estar en las escuelas pero sí en su vida social es una manifiesta exposición de la falta de criterio y postura analítica para quien expresa semejante barbaridad.

Privilegiar la salud debe ser prioritario, docentes, administrativos, trabajadores manuales y de asistencia a la educación tienen familia, se preocupan por ellos y jamás los expondrían, al igual que a sus alumnos, a una situación de riesgo, cualquiera que esta sea.

Dadas las condiciones, nadie en su sano juicio se negará a volver a las escuelas, sin temor a equivocarme lo harán con enorme gusto, pero si antes está de por medio el latente contagio de la terrible enfermedad, que sigan diciendo que no se quiere trabajar, finalmente, el magisterio ha aguantado esa y peores ofensas.