¡Los maestros no quieren trabajar!

Por: Profr. José Luis Fernández Madrid

Es verdad que los procesos académicos se vieron afectados por la pandemia y los aprendizajes esperados no fueron adquiridos a cabalidad por los estudiantes; no obstante, esta circunstancia multifactorial no debe ser motivo para, de manera inconsciente, sacrificar a la comunidad educativa con más días de clases en los centros educativos.

Ante la queja justificada de que es absurda la prolongación del ciclo escolar 2021-2022, no han faltado voces que desde ya, siguen denostando a los y las docentes porque según su percepción “no quieren trabajar”.

Con seguridad esas expresiones no tienen ni la más mínima idea de lo que es la dinámica escolar, trabajar con el agobiante calor de verano, sin agua en las escuelas ya no únicamente para saciar la sed sino para cuestiones sanitarias. Con el riesgo latente de que las enfermedades gastrointestinales estén a la orden del día cuando escaseen los recursos hídricos y el clima esté haciendo sus estragos; convertidos así los espacios educativos en lugares inhumanos para ejercer la docencia y procurar aún con ello, en esas lamentables condiciones, que los estudiantes aprendan parece poca cosa para las “mentes brillantes” impulsoras del nuevo calendario escolar
Grupos en secundaria con hasta 40 alumnos en espacios reducidos mientras los inclementes rayos del sol hacen de la suyas, no parece lo más adecuado para recuperar los días que se supone se quieren reponer del ciclo que está por concluir.

Situaciones variadas que, sin embargo las autoridades de la SEP continúan sin considerar, aún y cuando se esté externando el parecer de los principales actores del hecho educativo.

Quizá les es muy difícil comprender a algunas personas que no se trata de que el magisterio no esté dispuesto a realizar sus labores docentes pues su formación, vocación y motivación intrínseca así se los exige, lo que debemos dejar claro es que un calendario hecho en el escritorio, sobre las rodillas, sin duda, no es la respuesta a la adquisición de los aprendizajes del alumnado.

La apuesta de la máxima autoridad educativa del país es la misma de siempre: al final, los maestros y maestras de México sacarán la casta y brindarán lo mejor de sí dado su compromiso y responsabilidad, la pregunta es ¿A qué costo? ¿Porqué tiene que ser así?