Chihuahua, Chih.- En su participación el día de ayer en el Foro Reflexiones sobre la desaparición de personas en México, el defensor de derechos humanos chihuahuense, cofundador e integrante del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), Gabino Gómez Escárcega, hizo un repaso cronológico de la evolución de la problemática en el estado y el norte de la República y rindió un emotivo recuerdo a las “Antígonas” de Chihuahua, esas madres que buscan angustiosamente a sus hijos desaparecidos, entre ellas tres que salieron a buscarlos y no regresaron, Guadalupe Fierro, Artemisa Ibarra y Martha Loya.
A continuación la participación íntegra de Gabino Gómez en el Foro Reflexiones sobre la desaparición de personas en México:
“Las desapariciones de personas en Chihuahua, son de muchos años atrás. Las primeras de las que se tienen registro son desapariciones forzadas por el Gobierno, por motivos políticos. Desde entonces participo.
El 2 de octubre de 1969, después de la marcha del primer aniversario de la masacre, el Profr. Antonio Becerra Gaytán, es víctima de desaparición forzada, trasladado al Campo Militar No. 1. La presión fue tan fuerte que días después fue regresado a Chihuahua
En octubre de 1973 Alma Gómez y Minerva Armendáriz Ponce, jóvenes que participaron en la guerrilla, fueron desaparecidas forzadamente y miles salimos a la calle a exigir su presentación con vida. Las madres de estas dos jóvenes, son las primeras en el país que salen a las calles para denunciar la detención ilegal.
Los espacios se cerraban cada vez más y el peligro de ser desaparecidos o asesinados por el gobierno, era una realidad. Los siguientes años en el país, más de quinientas personas fueron desaparecidas por motivos políticos y Chihuahua no fue la excepción, me sumé a la lucha por la presentación de Javier Gaytán y Alicia De Los Rios, sus madres en 1977 formaron parte de la organización El Comité pro defensa de presos, perseguidos, desaparecidos y exiliados políticos, hoy Comité Eureka de la incansable Rosario Ibarra de Piedra, de ahí escuche el grito desgarrador que tiene plena vigencia y que se escucha en todo el país: VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS.
A principios de la década de los noventas la feminista Esther Chávez Cano, dio la voz de alarma sobre los cuerpos arrojadas en el desierto y en la periferia de la ciudad, mujeres humildes, secuestradas, violadas, asesinadas.
Los cadáveres sin identificar se aglomeran en las morgues y fosas comunes, por otro lado las familiares buscan a sus hijas desaparecidas sin resultados. Se requiere un proyecto de identificación científico que les dé certeza. Justicia para nuestras hijas, promueve la participación del Equipo Argentino de Antropología Forense para identificar restos, por su capacidad técnica al servicio de los derechos humanos y su ética. En 2005 inician los trabajos bajo convenio con la Procuraduría de Justicia, hasta 2010. Su presencia da confianza a las víctimas quienes se negaban a dar cualquier información y muestras para estudios genéticos, mucho les habían mentido y estigmatizado.
En 2006 Calderón declara la guerra contra el narcotráfico, misma que continua hasta Peña Nieto. Se elevan exponencialmente los delitos de gran impacto, de las personas desaparecidas nadie hablaba, los desaparecidos estaban desaparecidos
Es en el Norte de México, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua donde se dan las primeras denuncias públicas y reuniones con familiares de personas desaparecidas. En 2010 la Caravana del consuelo y el Movimiento por la paz, con justicia y dignidad, motivaron que muchas víctimas salieran y desde entonces se visibiliza lo que hoy sabemos es una tragedia nacional.
La desconfianza de los familiares hacia la autoridad en Chihuahua se profundiza, desde el gobierno se niega, se confronta y descalifica a quien denuncia. De manera reiterada se rechaza la intervención del EAAF en la identificación de restos. Cuauhtémoc es emblemático por el número de desapariciones, la mayoría sin resolver.
Es hasta diciembre del 2016, con el nuevo Gobierno que se firma el convenio con el EAAF para identificar restos y se dan pasos para hacer efectivos los derechos de las y los familiares de las víctimas, las comisiones de búsqueda, etc.
En Chihuahua nos faltan 3 Antígonas
Guadalupe Fierro, Artemisa Ibarra y Martha Loya
Ellas salieron a buscar a sus familiares y ya no regresaron, ya nadie las busca.
Hay otras muchas Antígonas
Emma Veleta hace diez años busca a 8 de su familia: Su esposo, 4 hijos, su yerno, su nieto y su sobrino. Todos los hombres de su familia.
Doña Tolocha que ya casi sin fuerzas sigue buscando a su hijo.
Guillermina, que gracias al EAAF, sabe que su hijo está en un panteón en Tamaulipas, tres años han trascurrido y no ha sido posible recuperar a su amado hijo.
María de Rosario, de la Comarca Lagunera, su hijo está en una fosa como no identificado. Tres años y no ha podido recuperar su cuerpo, la COESPRIS no autoriza su exhumación para ser llevado a Lerdo, Dgo. Allá con su familia. Y rendirle las honras fúnebres.
Graciela que a su hijo el EAAF lo identificó vía genética de un diente, solo un diente, entre cientos de restos quemados de otras víctimas, Graciela no tiene la seguridad de que este muerto, sigue buscando.
A Magda, le acompañamos al panteón de Parral a la exhumación de su hijo y recuperó sus restos, ahora le llora en el panteón de su pueblo.
Carmen, como todas, es tanto el deseo de encontrar a su hijo, que un dia la acompañé a una frontera muy lejana y nos trajimos a un joven en situación de calle, ella creía que era su hijo, no lo era pero salvamos y logramos regresar a su casa a este joven que se encontraba enfermo.
Si hubiera tiempo les platicaría de Bobby
La Fam. Gutiérrez la próxima semana inhuma, los restos de Javier identificado por fiscalía y ratificado por el EAAF.
Resulta muy valioso el aprendizaje adquirido de escuchar y ver a Mercedes Doretti del EAAF, al momento de notificar las identificaciones, con aquella paciencia, explicar todo y saber hacer un alto para que la familia procese la información. Es fundamental la empatía que tiene en esos momentos y la confianza que da a las familias. Esto me ha servido, para cuando tengo que comunicar esa noticia a las familias.
Difícil resulta compartir el dolor con quien tiene el corazón roto, acompaño a muchas buscadoras en Chihuahua, que difícil describir lo que senti cuando a Paty, Tencha, Rosa Emma, Norma Olivia, Graciela, Diva, Juanita, Azucena, Carolina, Magda, Idalia, Anastacia y a muchas otras, les he llamado para decirles que si estarán en su casa, que voy a ir a platicar y que si puede estar su hija o su esposo o su hijo. lo que significa llegar y verla ahí, parada en la puerta esperando que lleguemos, bajar del carro con un nudo en la garganta, el dolor se refleja en el semblante, cuantas veces he tenido que hacerlo, con ese sabor amargo, sabor agridulce, se derraman lágrimas, tantos años de espera y decirles que, pues ya salieron los resultados y…… de inmediato escuchar ese llanto desgarrador, acompañar y en silencio sin decir ni una palabra, permanecer ahí al lado, ofrecer un vaso con agua, dejar que pase el tiempo, luego empiezan las preguntas y casi siempre -Ya me imaginaba, que para eso quería venir a verme, anoche no puede dormir, sabía que algo así me diría.
Vivir esto es muy complicado, describirlo y saber que ese dolor al mismo tiempo es un consuelo, pasan los días y el dolor continúa de otro modo, expresan que -POR LO MENOS SE DONDE ESTÁ.
Los recuerdos de esos rostros llorosos se quedan marcados, el abrazo que en ese momento nos damos tienen un enorme significado, que otras hermanas del mismo dolor lleguen y se abracen, que vayan a la tumba y ahí dejen a su ser querido, al que tanto tiempo buscaron, pasan de un dolor a otro dolor, dolor distinto, ya no es aquel que les mantenía en una tortura permanente, ahora es ese dolor y la pregunta ¿POR QUÉ? el dolor se trasforma en coraje.
Son mujeres en su mayoría las que buscan, también hay hombres, los menos pero también hay, me quedo con el recuerdo de Rito, padre de un hijo adoptivo, un hombre silente, ranchero y tosco, al momento de recibir los pequeños restos de su hijo de lo que quedó después de la identificación, se quedó en silencio, solo un profundo silencio, me levanto y lo abrazo, un hombre semejante a mi complexión, entonces rompe en llanto. Ese llanto se ha quedado en mi, como olvidar, como no saber que por fin le ha llegado un no sé qué, pero ya no es lo mismo, de eso estoy seguro.
Quedan muchas Antígonas, en todo el estado, ahí están, nombro a unas pocas: Alicia, Ana Yaneth, Araceli, Antonia, Arselia, Bety, Blanca, las Berthas de Parral, Carmen, Consuelo, Carito, Clarisa, Elsa, Hortensia, Ivonne, Josefa, Josefina, Jesusita, Karla, La Güera de G y C., Lupe, Lety, Luly, Luisa, Lilia, Lily, Lorena, Las Alvarado, Mirna, Martha, Mayra, Monica, Norma, Nelly, Olaya, Quica, Reyna, Silvia, Susana la de Pachuca, Trini, Veronica, Yesenia y muchas mas que se mantienen de pie, se reúnen, comparten esperanzas, son acompañada por un equipo multidisciplinario del cedehm. Un grupo de psicólogas y psicólogos les acompaña en sesiones psicosociales, ahí han formado una nueva familia que no les estigmatiza, que les entiende por ser hermanas del mismo dolor.”