Por: José Luis Fernández Madrid
Muchas gracias por enseñarnos lo que NO debe ser un dirigente sindical, muy agradecidos con usted por haber despertado, con sus crasos errores y sus deliberadas omisiones, la conciencia gremial.
El no haber armonizado la Ley en su momento permitiendo que se perdieran infinidad de prestaciones ha sido y seguirá siendo su principal carta de presentación ante los y las docentes así como entre el personal de apoyo a la educación.
Permitir que Pensiones Civiles del Estado llegara a los ínfimos niveles de calidad y servicio al jamás oponerse a las absurdas y lastimosas decisiones tomadas por los directivos, ante la certeza de éstos de que no se movería una solo dedo, siempre será una pesada losa que deberá cargar.
Haberle dado la espalda a quien supuestamente representaba en la búsqueda de su muy personal crecimiento político habla por sí solo de la imagen que a pulso se ha ganado y aún así, tiene el atrevimiento de promover el voto por una candidata al gobierno del Estado.
Muchas gracias no le dará a usted dicha persona que denodadamente apoya, puesto que a estas alturas, con seguridad se ha enterado de los cientos, de los miles de damnificados que dejó su trayectoria como exdirigente.
De verdad gracias! Gracias por desnudar de manera definitiva y abierta sus intenciones, por enterar al magisterio a qué atenerse si esa candidatura prospera en sus propósitos ¿Qué negoció con ella? ¿Qué puesto le dará?
Pensar que la base que conforman sus exdirigidos es un ente sin raciocinio, sin memoria, sin dignidad, que seguirá permitiendo ser atropellado por una persona que a su paso dejó una estela de destrucción prestacional y salarial y que con todo ello, con el solo chasquido de los dedos le seguirá en la consecución de sus intereses, es más que un insulto, es una atrocidad.
Dice un viejo y reconocido refrán: “ Los cargos públicos duran cierto tiempo, pero el desprestigio toda la vida”