Palestina

Por: Rosalío Morales Vargas

No se arriarán banderas libertarias
a pesar del racismo de los buitres,
del virus de violencia y coloniaje
que a Palestina azota con el crimen;
a pesar del alud de fuego y bombas
aquí nadie se rinde.

Hay un pueblo expulsado de su tierra
con encono que deja cicatrices,
y el mundo envuelto en velos de silencio,
con pasmosa mudez como la esfinge,
mientras abofetea la indiferencia,
aquí nadie se rinde.

Rapacidad sionista en apogeo,
la gente desafiando a los fusiles,
y en el denso y oscuro firmamento
pululan los aviones y misiles,
y aunque haya intolerancia saqueadora
aquí nadie se rinde.

En el oriente del Mediterráneo,
entre olivos y dátiles hoy tristes,
se desatan batallas cotidianas
contra la feroz Nabka de los viles,
el poder del imperio se atraganta,
aquí nadie se rinde.

Se acicatea la limpieza étnica
con el lenguaje de los proyectiles,
no existe la piedad ni con los niños,
se sofocan sus sueños infantiles;
pero alumbra sutil una alborada,
aquí nadie se rinde.

La sistemática anexión ultraja
a las conciencias libres imbatibles,
un vaivén agitado de memorias
transforma los eriales en jardines,
y con alforjas llenas de utopías,
aquí nadie se rinde.