Estado mexicano pide perdón por masacre de inmigrantes chinos en 1911

Torreón, Coah. El Estado mexicano pidió perdón por la masacre de 303 inmigrantes chinos, el 15 de mayo de 1911, un episodio descrito por los descendientes de quienes sobrevivieron como “uno de los pasajes más oscuros de la historia” de México y que inauguró “la violencia explícita” que se extendió por más de dos décadas.

En la ceremonia, en la explanada del Bosque Venustiano Carranza, el presidente Andrés Manuel López Obrador también agradeció “de todo corazón” el respaldo de la República Popular China a México por el envío de vacunas contra el coronavirus.

“Nunca vamos a olvidar la fraternidad de China en los meses amargos y angustiosos de la pandemia”, dijo.

López Obrador relató que el asesinato de inmigrantes se trató de un “pequeño genocidio”, que prácticamente acabó con casi la mitad de la colonia cantonesa.

La lección es que la violencia y la guerra deben evitarse por todos los medios, agregó, y expresó su pesar y tristeza de que para robar sus negocios y por racismo, continuó la persecución y asesinatos impunes, y se justificó “la nueva atrocidad”.

En Sonora se abrieron clubes anti chinos, se inició una campaña en su contra que se fomentó desde el gobierno de Plutarco Elías Calles y el Partido Nacional Revolucionario, origen del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tomó la bandera del “anti chinismo”.

La orden del asesinato de los inmigrantes asentados en Torreón fue del general revolucionario Benjamín Argumedo -entonces maderista- y el Presidente citó que, contra lo que todavía se piensa, no participó el general Francisco Villa, que a la sazón estaba en Ciudad Juárez.

Como parte del reconocimiento de los abusos contra ciudadanos chinos, se remontó también al contenido del programa del Partido Liberal Mexicano de 1906, encabezado por los hermanos Flores Magón, de los referentes históricos del Presidente.

El plan -citó- incluye un “párrafo vergonzoso que mancha la memoria, la congruencia y la honestidad de estos dirigentes”.

Se trata de una proclama para prohibir la inmigración china como “medida de protección a los trabajadores de otras nacionalidades, principalmente de los mexicanos” y que atribuye a los ciudadanos de China ser un obstáculo para la prosperidad de los obreros nacionales.

Incluso definió como “estupideces” las ideas concebidas en torno a los chinos en California en el siglo pasado.

Dijo: “La discriminación se sustentó en lo más vil y ofensivo. Se repetía que los chinos eran sucios, incultos, arrogantes, individualistas y que carecían hasta de sentido del humor. Estas estupideces se trasladaron a México, donde a la exclusión y al mal trato se le añadió el exterminio”.

En el contexto de la ceremonia, el embajador de la República Popular China en México, Zhu Qingqiao, resumió que “la sombra de lo que pasó en Torreón ya se ha disipado” y resaltó que ahora los dos países son socios estratégicos e indispensables uno para otro.

Incluso, como también lo hizo el Presidente, manifestó los resultados destacados en la cooperación mutua contra la pandemia.

A Sergio Ley López, quien fue embajador de México en China y es hijo del fallecido empresario de origen chino Lee Fong -quien fundó Casa Ley, actual cadena de supermercados- se le quebró la voz cuando expresó: “Amamos a México”.

Sostuvo que el asesinato masivo del 15 de mayo de 1911 fue el episodio “más grave, pero no el único” contra la comunidad china, en una persecución que se prolongó hasta la década de los 30 del siglo pasado.

Fuente: La Jornada.