Por: Profr. Fernando Álvarez Montoya
Rafael Murillo Espinoza, nació en Hidalgo del Parral, el 22 de octubre de 1939 hijo de Juan Murillo López y Salomé Espinoza Guerra, Tuvo cuatro hermanas Catalina la mayor y tres menores que él, Guadalupe, Ma. Del Carmen y Margarita. Su educación primaria la hizo en tres escuelas dado que en 1949 se trasladaron a esta ciudad fronteriza. Sus dos primeros grados los curso en Parral, en la Art. 123 y en la José Ma. Morelos.
Por el peligro que aquel entonces representaban las inundaciones por el norponiente de nuestra ciudad y el riesgo que representaba el desbordamiento del arroyo colorado al recién llegado lo inscribieran en la Escuela 5 de mayo donde concluyó su primaria.
Desde pequeño, empezó con la venta de chocolates en las cercanías de gimnasio Josué Neri Santos (antes Gimnasio Municipal) donde se hizo aficionado a la lucha libre en las que posteriormente participaría en arenas de barrio en las cueles para solventar los gastos que significaban la compra de máscaras y capas empezó a trabajar en un restaurante.
Al término de la primaria se inscribió en la Escuela Normal Nocturna. Su inicio dentro del magisterio fue en la Colegio Particular Incorporado “Gabino Barreda”. La directora María del Transito Ortiz la asigna grupo y pasa a ser durante algún tiempo parte del personal docente. Al tiempo y por la edad la directora y dueña del Colegio le hace la propuesta a Rafael, de hacerle el traslado oficial del plantel a lo que él se negó aduciendo que ella tenía un hijo que también era maestro. Aun a pesar de la insistencia de la dueña del plantel e inclusive del mismo hijo, el profe “Murilloe” no aceptó. Esta escuela para el maestro fue su vida; en ella empezó a los dieciséis (16) años.
El 26 de noviembre de 1955, muere su padre, después de una larga y penosa enfermedad y él se hace cargo de la familia. El maestro tenía fuerte aceptación por su estilo de compañeros maestros y padres de familia. Desde sus inicios como maestro empezó a mostrar grandes virtudes que con el tiempo se acrecentarían, prohibió a los padres de familia le hicieran algún regalo para evitar que posteriormente lo sobornaran sugiriéndole que aprobaran a sus hijos. Desde siempre “Murilloe” mostró su animadversión hacia el “statu quo” establecido y a la corrupción.
Diferente, insumiso el profe, hacia cosas que mostraban gran amor por su trabajo y sus alumnos. El Gobierno del Estado le exige a las escuelas particulares dar el 5% de becas respecto a su inscripción, “Murilloe” daba el 10%. Pagaba a particulares para que hicieran el aseo de la escuela y limpieza de las calles para evitar que los becados perdieran clases. Trabajaba tiempo extra, los sábados citaba a sus alumnos lo cual en algunos padres causaba molestias a lo él les comentaba; -que no era obligatorio y que además, era gratuito-.
Lo anterior permitió que varios alumnos del Profe, fueran a visitar al Presidente de la Republica a los que el profe les decia… – “espero que regresen como gente decente y no se les vayan a pegar las malas mañas”.-
Cuando empezó a sentir cierta estabilidad en su escuela, dejo de trabajar en el restaurant para dedicarle más tiempo al Colegio, a la Normal y a la Lectura.
Asiduo lector desde que era muy joven empezó también a publicar sus escritos en el periódico de la localidad “El Fronterizo” causando un sinfín de opiniones diversas y controversias en el público lector juarense por su acendrado ateísmo y la negación de la existencia de un ser supremo…..