La reforma educativa de la 4T nació sin ambición, sin programa, pero busca incluir a quienes por 36 años fueron excluidos por seis gobiernos neoliberales: Gil Antón

Chihuahua, Chih.- En su participación en el cierre de las actividades académicas de la 29 generación de la Maestría de Educación, en la asignatura de Modelos Educativos, del Centro de Investigación y Docencia, el investigador, sociólogo y analista educativo Doctor Manuel Gil Antón, afirmó que si bien había que lamentar que la reforma educativa de la Cuarta Transformación naciera sin ambición y careciendo de un programa a largo plazo, había que reconocerle su voluntad de inclusión para dar cabida a aquellos que durante 36 años, seis gobiernos de PRI y PAN, fueron excluidos por la imposición de un modelo y un régimen neoliberalista.

Entre otras muchas ideas durante su conferencia “La construcción del nuevo modelo educativo de la 4 T”, Gil Antón afirmó que analizar cómo iba la construcción de dicho modelo no resultaba tarea sencilla, ya que no bastaba con un análisis de tipo político, sino que había que ver el horizonte del tipo de sociedad que ésta propugna y busca conseguir, porque ese factor será el que condicione el nuevo sistema educativo.

Señaló que tiene por objetivo “transformar al ciudadano del esfuerzo individual sin relación con otros, a la meritocracia como línea de conducta, muchas veces estimuladas por las monedas, por las transferencias monetarias condicionadas a los profes meritorios, a los profesores o profesoras que salían destacadas, acuérdense que Nuño lo explicó que les iban a dar un sobresueldo, todo orientado por la lógica del dinero, a otro modelo de país. Ése es el reto”, aseveró Gil Antón.

A este respecto, Gil Antón manifestó que “el cambio es imprescindible”. Aseguró que “el país había crecido, se había desarrollado 36 años olvidando totalmente la exclusión en la que tenía más o menos a la mitad de la población, fueron regímenes o fueron administraciones bajo un régimen neoliberal, que en aras del crecimiento económico no le importó, hizo caso omiso de la brutal desigualdad, de la inequidad impresionante que tenía este país, el 50 por ciento de personas en pobreza, casi el 70 por ciento económicamente activa en la economía informal, niveles de impunidad y de corrupción descomunales, ese nuevo PRI que dijo Peña Nieto que iba a llegar con él, un PRI juvenil, moderno, pues casi todos están en la cárcel, Duarte en Veracruz, el gobernador de Chihuahua parece que también tiene algunas cuentas que saldar,…”.

Manifestó que era necesario apostar por una transformación que no tolere la desigualdad, “fíjense como la pandemia desnudó a un sistema público de salud deshecho, a 300 hospitales, clínicas y sitios para la salud pública que habían sido inaugurados y estaban en obra negra ¿y el dinero para ello? Corruptamente gastado. Claro, viene la pandemia y nos toma mal parados”.

Gil Antón mencionó que aún y haber transcurrido dos años del gobierno de Morena aún había que preguntar a la 4T “¿Cuál es tu horizonte social?”, ya que “si nos guiamos por el tipo de reforma educativa, empezamos ahí a tener un problema, porque la iniciativa que envía el señor presidente a las cámaras para la reforma es una iniciativa pragmática, no programática, y ahí hay una primera contradicción”.

Lamentó que el nuevo gobierno en lugar de intentar ganar, buscó no perder y apostó por defenderse.

“Nosotros esperábamos que de un régimen que anticipadamente a suceder ya se llamaba Cuarta Transformación, así se llamaba, así se llama a sí mismo los que la dirigen, en vez de hacer un proyecto educativo absolutamente profundo, ambicioso, entusiasmante, lo que hizo fue un proyecto educativo de corte pragmático, no proyectivo, no programático, no de larga duración, sino consistente en quitarle a la reforma de Peña Nieto las partes punitivas sobre el magisterio y decir si quitamos lo punitivo el magisterio va a estar de acuerdo y si por otro lado en vez INEE ponemos Mejoredu y en lugar de Sistema Profesional Docente ponemos Carrera de las Maestras y los Maestros quizás también los sectores de derecha del país van a decir, bueno, no son las instituciones que nos gustan, pero por lo menos sigue habiendo ese tipo de institución”, enfatizó.

No obstante, reconoció que en algunos aspectos se había avanzado, y que el principal valor que el veía en la intención de la Cuarta Transformación era el de la “inclusión”, atender y dar cabida a quienes durante los 36 años de construcción y arraigamiento del sistema neoliberal de seis gobiernos de PRI y PAN habían quedado excluidos.

“Que en vez que sea el mérito el que haga que se tengan ciertos bienes y servicios, no sean por el lado del mérito, sino que sean por el lado de los derechos”, destacó, enfatizando la importancia de las universidades Benito Juárez en sitios “donde nunca hubiera soñado la gente que hubiera universidad genera un sentido de inclusión, son derechos”.

Previo a llegar a este punto, el Doctor Gil Antón inició sui intervención dando un contexto histórico o retrospectivo hasta llegar al momento actual. Recordó como el eje central de la mal llamada Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto y Aurelio Nuño Mayer fue el introducir o enfatizar más en el sistema educativo el tema de la meritocracia.

“Es decir, eduquemos para que las personas a través de su esfuerzo consigan un sitio en la sociedad, que merezcan, y para ello, dado que el diagnóstico es los problemas educativos del país dependen única y exclusivamente del magisterio, osea si el profesor o la profesora es idónea o destacada o excelente o ultra plus, ésa sola variable, la variable maestro, maestra, grupo, estudiantes, alumnos, es la que genera calidad educativa. Y para ello lo que hizo es si usted maestra o maestro quiere tener un puesto tiene que demostrarlo a través de un examen, ese examen va a dar cuenta de su mérito, de sus condiciones que tiene para poder ser maestro o maestra, porque de usted depende que los niños y las niñas aprendan. Si tenemos puras maestras y maestros destacados vamos a tener mejores resultados que Finlandia en PISA”, aseveró.

Convino que el gravísimo problema de la reforma de Peña Nieto y su titular de la SEP, Aurelio Nuño, “fue que partió de una simplificación” de que el factor o el impacto que tienen los docentes en el proceso educativo es único, lo cual no es verdad, sin importar el contexto social, tanto escolar como extraescolar, “no toma en cuenta la desigualdad que caracteriza nuestro país y la imputó, acusó y acosó al magisterio diciéndole de ti depende el aprendizaje”.

En este sentido, Gil Antón aseveró que aseguró que concederle todo mérito o demérito al magisterio era un error, al igual que considerar que evaluación era igual a calidad, sobre todo porque dicha evaluación “no tenía nada que ver con la práctica”, además del grave hecho de supeditar la permanencia en el servicio de los maestros a aprobar dicho instrumento, precarizando en grado sumo la estabilidad laboral del colectivo.

Aseguró que con ello lo que se consiguió fue que ante la necesidad de conservar el puesto, los maestros se dedicaran a estudiar la guía del examen para superarlo, mientras que en la práctica continuaron haciendo lo que mejor sabían, generando lo que denominó “procesos perversos”.

El sociólogo y analista educativo criticó la capitalización de la educación y el empecinamiento de educar pensando en pasar y obtener mejores resultados en la prueba internacional PISA, “se reduce el proceso y educativo y se centra en que la educación sea de calidad, entendiendo por calidad el mayor y el mejor aprovechamiento de los conocimientos”.

El reconocido ponente continuó recordando que la reforma de 2013 fue sustituida por la reforma presentada el 12 de diciembre de 2018, apenas 12 días después del inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que no podía ser la misma que la de la administración anterior, “sino que tiene que ser diferente porque esta administración considera que su trabajo es realizar o al menos iniciar la transformación, la Cuarta Transformación, es decir, un proyecto de nación que sea tan profundo en sus cambios como lo fue la Independencia, la Reforma y la Revolución”.

Apuntó que si en efecto se tiene la ambición de transformar el país se requiere “pensar de nuevo la educación” diferente al sistema que durante 36 años se fue construyendo con los presidentes De la Madrid, Cedillo, Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, orientado a socializar a las personas adecuadas ese proyecto de nación basado en el neoliberalismo, el capitalismo y el individualismo meritocrático. Es por ello que Gil Antón refirió con su voto en las urnas en 2018, apoyando a Morena, los ciudadanos apostaron por un cambio de sistema o modelo, ¿por cuál? Por el de la Cuarta Transformación, sin saberse con concreción en qué consistiría.