Icono del sitio

Querida Lily: mientes; carta de Luis Villegas a Liliana Rojero por audio señalando a Maru Campos

Por: Luis Villegas Montes.
Apreciada Lily:
Como bien sabes, nos conocemos desde hace años. Días atrás, leí una nota y escuché un audio e, inevitablemente, reconocí tu voz
Por eso, porque te conozco y aprecio, quiero creer, Lily, que hablas de buena fe. Que tus dichos son producto de la ignorancia y no de la mala intención; que tus decires son fuera de horario oficial; y que tu desliz obedece a que tu fuente informativa es un perfecto imbécil, un mentiroso y un delincuente, porque no existe razón jurídica alguna para que tú poseas la disque información que propalas. Me explico.
Mira, en algún momento, dices tú: “nada más le quiero decir que esta señora tiene dos procesos judiciales en puerta; ahorita ya están en manos del juez” (minuto 2.55); y quien te haya proporcionado esa información miente y delinque a partes iguales.
Miente porque, como lo escribí la semana pasada,[1] existe una suspensión decretada por un juez federal que impide judicializar las carpetas. Simplemente tú faltas a la verdad cuando afirmas que los procesos “están en manos del juez” pues de ocurrir de esa guisa, el Ministerio Público y el órgano judicial responsable serían sancionados por quebrantar una suspensión decretada por un Juez federal.
Comete un delito, además, porque se supone que la investigación a cargo del Ministerio Público es confidencial. Quien revele el contenido de una carpeta, la que sea, abusa de su condición de servidor público y no solo incurre en una falta administrativa sino también en una conducta delictiva.
Es tan grave que se propalen falsedades sobre ese particular, que incluso a María Eugenia le concedieron un amparo meses atrás para impedirle a las fiscalías y al propio Gobernador que siguieran violando su presunción de inocencia,[2] pues un día sí y otro también salían a propalar calumnias sin ton ni son. O dicho de otro modo, además de falsas e ilegales, tus expresiones son inmorales; en efecto, propalar esa serie de rumores contraría el espíritu de la Constitución federal, que establece el derecho a la presunción de inocencia. A Maru pretenden condenarla antes de permitirle, incluso, que se defienda. Así de mal están las cosas.
Entonces, Lily, si actúas de buena fe (y no lo dudo), lamento informarte que la supuesta información que manejas es falsa e ilícita. No veo cómo —insisto, siempre que efectivamente actúes de buena fe— puedas seguir difundiéndola con tranquilidad visto que tu confidente es un embustero y un criminal.
Es más, si pretendieras ajustar tu conducta a un mínimo de decencia, tendrías que poner en conocimiento de la autoridad competente estos hechos —porque te estoy informando hechos, Lily, no habladas ni ocurrencias— para que se sancione al infeliz cobarde que, traicionando el secreto profesional, intenta llenar los oídos y las mentes de su audiencia con infundios.
Confío que tu compromiso ético con la verdad te impida continuar operando en favor del precandidato Gustavo Madero sobre la base de engaños y enredos. Por ello, me atrevo a pedirte encarecidamente, en nombre de esa añeja amistad que tantas veces nos congregó allá en la ciudad de México frente a un “trago de tequila” (como dice la canción), primero, que te abstengas de proseguir con esa campaña de desprestigio que carece de un ápice de verdad; y segundo, que les informes a tus compañeros de causa, o mejor, que les compartas, estos párrafos, para evitar a futuro equívocos y maledicencias.
No obrar de ese modo Lily, me temo, te daña a ti y a tu buen nombre, compromete a todo el equipo de precampaña y le podría afectar al Senador Gustavo Madero si tuviera un poquito de vergüenza.
Como sea, con el afecto indeclinable de siempre, me reitero a tus apreciables órdenes,
Luis Villegas.
Salir de la versión móvil