Por: Rosalío Morales Vargas
Hay deudas impagables que asfixian a los pueblos,
son deudas agobiantes marcadas por el agio,
azotes que flagelan espaldas expoliadas,
cancelan porvenires y llevan al naufragio.
Sevicia tributaria fustiga los esfuerzos
de construir un mundo que esquive el cataclismo,
poco se podrá hacer si se evade una brega
que florezca denuedos y extirpe el egoísmo.
Consecuencias nefastas condensan la cultura
de apetitos rampantes de lucro y de ganancia,
satrapías sin ética avivan los instintos
de acumular poder y dinero en abundancia.
En franco desacorde a batutas de magnates,
que se creen amos y propietarios del planeta,
se levanta con brío alud de marginados
y mujeres en lucha dibujan su silueta.
Hay deudas impagables que asfixian a los pueblos.
