Justicia ausente, impunidad presente

Por: Profr. Fernando Álvarez Montoya

Carcomido, corroído, en estado de putrefacción se encuentra el Sistema Judicial del estado mexicano. Elefante reumático echado que se resiste a salir de su entumida postración aceitada y lubricada por la corrupción de los gobiernos neoliberales. Procuradores de justicia, que asfixian, y constriñen nuestro espacio de libertad y de… justicia. Encargados del aparato judicial negligentes, apáticos e incapaces. Esta es la permanente actitud que se observa en los funcionarios públicos asignados a esa tarea. Funcionarios (todos) soberbios que, desde el primer nivel hasta el último; demeritan con su actitud usual, despótica y displicente la noble labor que con ignorancia de origen desempeñan.

Olvidan, a causa precisa -desconocimiento de facto- que son servidores públicos y no, vividores públicos. Dioses, semidioses que con parsimonia altivez se muestran, ante un querellante que se presenta solicitando justicia y reparación del daño. Nada hay en ellos (as). No existe capacidad de respuesta. Aunque se les muestre el ultraje y la ilegalidad del hecho que afecta a una colectividad. Nada los mueve, su incapacidad es manifiesta.

El reclamo de justicia no encuentra eco, se difumina, languidece ante una valla burocrática e indolente de un Sistema Judicial obsoleto.

Este, refleja el decaimiento de un Sistema judicial “disfuncional” herencia del pasado que no representa ni defiende a una sociedad a la que obligadamente debe (deber ser) servir y defender. Sociedad, harta también de un clima de inseguridad, de violencia y de corrupción. Sociedad también llena de complicidades y componendas porque ha permitido hasta el hartazgo la sujeción de los bienes más preciados de su existencia: su libertad y la transgresión de sus derechos. La sociedad no confía, porque saben muy bien que pocos muy pocos encontrarán respuesta a sus demandas.

Pero, por qué sostener un Sistema Judicial arcaico, que no sirve. La respuesta indiscutible es; porque en este se instrumentaliza la sujeción de una sociedad, dominada por las leyes (burguesas) el miedo y el terror de aquellos que, -se dicen- eufemísticamente representar la ley.

Denunciamos que en México se administra la “justicia” para someter al más jodido. -“Vox populi”- En nuestro país de injusticia permanente se castiga más la pobreza que el delito. Cárceles llenas de pueblo Cárceles que no sirven, porque no regeneran. Cárceles que son auténticas universidades del crimen porque eternizan la consecución de los delitos.

Hacinamientos humanos similares a la Alemania nazi. Prisiones que son la máxima expresión de un Sistema Judicial – penitenciario putrefacto. Lo que la sociedad distingue por administración de justicia es una caricatura grotesca, una mala copia al carbón de “justicia” que en nada sirve, rancia que más que proveerle a la sociedad y resarcírsele los daños; los profundiza, los regatea.

Cómo exigir justicia ante este elefante reumático que se resiste a caminar? Cómo exigir justicia a delincuentes de cuello blanco que se han apoderado del Sistema Judicial y lo han pervertido? Institución de impartición de justicia corrompido que lo han puesto al servicio de los poderes facticos y económicos.

Mafia que se ha enquistado en el poder tergiversando las “leyes’ para ponerlas a su servicio y enriquecerse.

Es tan profunda la podredumbre del aparato judicial en el país que los cambios al nuevo sistema penal acusatorio no compondrá el entuerto. Ante la total impunidad: la organización, la colectividad y la lucha popular.