-Su vocación le ha permitido llevar atención médica a las poblaciones ubicadas en la alta y baja Tarahumara
Bocoyna, Chih.- “Hace 20 años llegué a la tierra de los llamados ‘pies ligeros’. Siempre tuve una afinidad inefable por los pueblos indígenas de diferentes partes del país, pero nunca pensé que iba a dedicar mi vida profesional a una actividad que, al principio, me relajaba y producía satisfacción personal con un toque de adrenalina”.
Así relató sus inicios en la atención a comunidades indígenas en Chihuahua el doctor Evodio Rodríguez Valdez, asesor médico de la Zona Aérea de la región norte del Programa IMSS-Bienestar en Chihuahua.
Médico cirujano, originario del estado de Hidalgo, llegó a la entidad a la edad de 30 años, con espíritu aventurero y gran vocación de servicio al pertenecer al IMSS-Bienestar.
Desde ese entonces, el doctor tenía una meta clara: atender las comunidades más alejadas de la Sierra Tarahumara, por lo que solicitó su adscripción a la Zona Aérea.
Su deseo se le concedió: lo asignaron al Hospital Rural (HR) San Juanito, en Chihuahua, que atiende a población abierta de los municipios serranos de Chínipas, Uruachi, Moris, Ocampo, Urique y Carichí.
No podía estar más contento, ya que la Zona Aérea del norte del estado atiende a 14 Unidades Médicas Rurales (UMR), que dan servicio a las localidades con predominancia indígena de Orivo, Chinacas, Gorogachi, Guadalupe Victoria, Benjamín M. Chaparro, Venustiano Carranza, Arechuyvo, El Rebaje, Talayotes, Saucillo, Guagueyvo, El Metate, El Carrizal y Nararachi.
“Se llama servicio aéreo porque a través de una avioneta, no sólo se llega a las poblaciones más hermosas, espectaculares e inimaginables de las barrancas y de las altas montañas, sino que también se lleva esperanza a los indígenas de muchas regiones”, manifestó el médico.
“Muchas personas piensan que los que nos dedicamos a la medicina rural no tuvimos otra opción, habrá casos en los que así sea, pero cuando así sucede, desertan. Los que decidimos quedarnos, nos mantiene vigentes la vocación de servir”, puntualizó tajante.
“No me imagino lo que sería la salud pública del país, sin la presencia de todos los médicos valientes que, aun a costa de poner en riesgo su integridad física, realizan un trabajo titánico en beneficio de los más desprotegidos”, añadió.
En ese sentido, enfatizó que existe un noble y real compromiso de quienes salvan vidas en las condiciones más adversas que se pueda imaginar.
Para el doctor Evodio su mayor experiencia es haber conocido y convivido en su máxima expresión con los rarámuris, que habitan las comunidades de la llamada alta y baja Tarahumara.
“Tengo la fortuna de haberme fusionado con la esta cultura, vivir día a día con sus usos y costumbres, de conocer de cerca su cosmovisión”, afirmó emocionado.
Finalmente, señaló que el Programa IMSS-Bienestar ha cambiado la realidad de los pueblos indígenas, a través de la vocación inquebrantable y el trabajo de muchas mujeres y hombres que laboran en la medicina rural.
“El trabajo no está terminado aún, día a día se renueva, se reinventa y se fortalece”, concluyó.