Por: Abelardo Carro Nava
Con la llegada de Elba Esther Gordillo al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), las alianzas de esta organización sindical con los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se fortalecieron. Ya sea al frente o tras bambalinas, el poder de La Maestra se hacía presente. De eso no hay duda. Por ello es que, desde hace tiempo, he venido sosteniendo que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no fue colonizada por este Sindicato, tal y como lo ha afirmado Carlos Ornelas en reiteradas ocasiones. Desde mi perspectiva, siempre hubo un pacto que favorecía a las partes. ¿Una evidencia que sostenga este argumento? La llegada del yerno de la profesora, Fernando González Sánchez, a la Subsecretaría de Educación Básica; obviamente, tal designación según se especuló, fue a cambio de un cierto número de votos en las elecciones de 2006.
¿Qué pasó durante el sexenio de Enrique Peña Nieto? La historia reciente nos ha dicho que, Gordillo Morales, fue acusada y encarcelada por un presunto desvió de fondos, aunque años más tarde, haya sido liberada. No obstante, lo anterior, la otra parte de esta historia; esa que generalmente no se cuenta pero que recorre los pasillos de muchos escenarios políticos, educativos y sindicales argumenta que, en definitiva, La Maestra, no fue bien vista por el gobierno que recién iniciaba y que, como sabemos, traía bajo el brazo una reforma educativa que, como nunca antes, agravió al magisterio. Más adelante abundaré un poco más sobre ello.
Como bien decía, durante 4 sexenios, las cosas para el magisterio mexicano parecían marchar sin mayor contratiempo. ¿Hubo alguien, en esos gobiernos, que se opusiera a los designios de la profesora Gordillo? En absoluto. Ella tenía esa habilidad política para lograr lo que se proponía en “pro de sus maestros”, aunque esto no fuera del todo cierto. ¿Esto orilló a que, en febrero de 2012, Mexicanos Primero lanzará De Panzazo? A ciencia cierta no lo sé, lo que sí tengo claro es que, con esa película, que en su estreno obtuvo ingresos superiores a los 11 millones de pesos (Gutiérrez, 2012), se inició una campaña de desprestigio hacia las maestras y maestros de México. ¿Este fue el comienzo de una visible y muy sentida desvalorización del gremio? Pienso que sí porque, si bien es cierto que durante los gobiernos que ya he enunciado la valorización del magisterio tenía sus altibajos, también es cierto que, en ese filme, dirigido por Carlos Rufo y Carlos Loret de Mola, se generalizó en demasía; hecho que provocó que esa sociedad llegara a considerar que, ciertos eventos “educativos” que en éste aparecían, sucedían en cada una de las aulas del territorio mexicano. ¿Se imagina usted lo que significa que un mismo profesor trabaje en 8 o 9 grupos en una secundaria de la Ciudad de México, con 30 o 40 alumnos cada uno? Pues el retrato visto en esta cinta, no exponía precisamente: la incapacidad de las autoridades para establecer una política que disminuyera el número de estudiantes en un salón de clases; la insuficiencia de recursos y materiales didácticos con los que los profesores contaban para el desarrollo de sus clases; el paupérrimo salario que, por años, han percibido los mentores; las sentidas carencias económicas de los padres de familia dados los diversos contextos que se tienen en el territorio mexicano; no, por el contrario, se fijó la atención en las “conductas” que algunos profesores tenían para con sus alumnos y escuelas, sin que se haya mostrado todo lo que significaba (o significa) dar una clase, estar en la escuela durante una jornada completa, etc. Solo se mostró aquello que se quiso mostrar con el afán de señalar la deficiente educación de nuestro país. El golpe ya estaba dado.
A ello, desde luego, le siguieron los medios de comunicación televisivos y no televisivos; las noticias o reportajes circulaban a raudales; en muchos de ellos, se hablaba de la poca calidad educativa que ofrecía el Sistema Educativo Nacional (SEN); principalmente, se culpaba a los maestros; se tasaba parejo, aunque muchos de éstos, en su lucha, peleaban por sus derechos. ¿Qué pasaba en el Sindicato de Maestros en aquel no tan lejano 2012? Una lucha férrea por mantener un lugar y ciertos privilegios. ¿Qué pasaba con los maestros? La incertidumbre, confusión, desasosiego.
Así, ni tarde ni perezoso, en febrero de 2013, la profesora Gordillo fue detenida en Toluca, Estado de México. El Pacto por México había hecho lo suyo y, según se especuló, se quitó a un obstáculo del camino. Dato curioso, en este mismo mes y año, la reforma educativa peñanietista fue declara constitucional y publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF).
¿Qué siguió? La inadecuada implementación de tres leyes: la Ley General de Educación (LGE), la Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (LINEE) y la Ley General del Servicio Profesional Docente (LGSPD); esto, aunado a una frase que caló hondo en el gremio: “cualquiera puede ser maestro”. ¿Habrase visto mayor desvalorización del magisterio?, ¿habrase visto tal agravió a tan noble profesión? ¿Y el SNTE con Juan Díaz de la Torre? Guardó silencio. Y cómo no hacerlo si los miles de millones de pesos ya estaban depositados en alguna cuenta de ese Sindicato a cambio, según se dijo, de promover y difundir la reforma educativa de ese sexenio.
Indiscutiblemente que este cúmulo de sucesos, fueron bien capitalizados por un eterno candidato a la presidencia de nuestro país. Con el paso de los años, revalorizar el quehacer docente, y a los docentes, se convirtió en algo rentable; algo que le traería buenos dividendos; y se cumplió tal hecho. Se ganaron las elecciones y la derogación de la mal llamada reforma educativa se vio cristalizada en 2019. Con ello, quedaron atrás las afectaciones laborales hacia los profesores por una evaluación, a todas luces, punitiva.
En este sentido, tal parece que la revalorización docente a la que reiteradamente alude el actual Secretario de Educación, Esteban Moctezuma, está directamente ligada con la eliminación de esa evaluación punitiva, y con la percepción que él, repito, solo él tiene sobre la función social del maestro. ¿Qué evidencia tiene para asegurar que la sociedad ha revalorado el papel del profesorado mexicano en estos días en los que la pandemia ha desnudado las carencias de cualquier pueblo?, ¿qué evidencia tiene para sostener que el gobierno lopezobradorista ha sentado las bases para revalorizar al docente porque en anteriores gobiernos no se había hecho?, ¿acaso un organismo externo e independiente ha levantado una encuesta que permita conocer algunos datos sobre el reconocimiento social de la profesión docente en México?, ¿acaso se han mejorado los sueldos y salarios de los profesores, así como también, sus condiciones laborales y profesionales?, ¿acaso ya se cuenta con escuelas dignas a partir de las cuales se atienda a los estudiantes?, ¿acaso, durante la pandemia, se han brindado los mejores equipos y una conexión a internet gratuita para los maestros y alumnos? En suma, ¿a qué le llama revalorización docente este Secretario? Digo, porque desde Reyes Tamez, Josefina Vázquez, Alonso Lujambio, José Ángel Córdova, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados y, más recientemente, este Secretario, he escuchado expresarles tan controversial concepto, pero ¿qué ha pasado en los hechos?
Aquí el asunto es claro: no todo es Televisa ni Tv Azteca, Sr. Secretario. La percepción de la revalorización docente, no está en sus “datos”.
Referencias:
Gutiérrez, V. (28/02/2012). De Panzazo! Rompe récord en taquilla. El Economista. Recuperado de: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/De-Panzazo-rompe–record-en-taquilla-20120228-0087.html