2 de octubre, no se olvida

Por: Profr: Fernando Álvarez Montoya

De repente, una luz de bengala ilumina el cielo, es la señal para que las hienas den inicio a su festín. Atrás, muy atrás de ellas, sus dueños, los que las amaestraron; observan escondidos en su miseria humana, atrapados, ocultos en la cobardía que otorga el poder su hazaña.

A esos criminales, a los autores intelectuales, a los que participaron, a los corifeos de los gobiernos fascistas, a los aplaudidores, a los adláteres del Estado. A los dueños del poder, a los dueños del dinero: “que no se les olvide, que no se nos olvida”. No se nos olvida, ni se nos olvidará jamás la sangre derramada de cientos de jóvenes la tarde cruenta del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Santiago Tlatelolco. Sangre que abonó tierra fértil donde creció y seguirá creciendo la esperanza de un pueblo que anhela, paz, democracia y justicia social. Un pueblo que aún a pesar de 52 años de distancia sigue en la brega y en la búsqueda por la construcción de una patria digna, donde quepamos todos y todas.

2 de octubre no da inició con los pleitos callejeros del mes de julio del 68 entre jóvenes preparatorianos. 2 de octubre inicia en las profundas desigualdades sociales de un pueblo sometido por la barbarie, por tiranos. Por una plutocracia rancia, facha, plena de ignorantes sedientos aún más de poder y de dinero.

2 de octubre inicia con Revueltas, con Vallejo, con los movimientos sociales de los copreros, de campesinos, obreros, estudiantes. 2 de octubre “No se olvida”: se socializa.
“No se olvida” porque es nuestro, es patrimonio nacional de los mexicanos de bien que hemos hecho de este día inolvidable un recurso de orgullo para sostener la lucha; para resistir el agotamiento que causa la irredenta búsqueda de transformar un Estado antidemocrático, que se muestra voraz, depredador, corrupto y opresor. Esta fue la lucha.

Esta fue la herencia histórica contemporánea que los cientos de jóvenes masacrados nos dejaron como asignatura pendiente para acabar con un sistema corrupto y corruptor.
Ganar batallas invita a celebrar. En México celebramos la honrosa victoria de jóvenes irredentos, valientes; que ese día nos señalaron la ruta para construir un México donde permee la democracia y justicia social. . Este día se conmemora y se recuerda a los cientos de jóvenes que ofrendaron su vida por encauzar hacia un mejor camino nuestra Patria.

2 de octubre desenmascaró y desnudó a un Estado represor y cobarde. De un Estado cómplice y criminal que encubrió y protegió a los autores de tan deleznable hecho. Criminales que escondieron su rostro para tapar tan abominable acción: asesinar estudiantes, asesinar pueblo.

Los autores del crimen incapaces de ocultar tan execrable acción. Conspiraron, sin aceptar que fueron ellos los que crearon el famoso Batallón Olimpia y les ordenaron disparar contra una multitud inerme y desarmada donde abundaban estudiantes y vecinos de Tlatelolco. No se desconoce que incluso estos mismos dispararon contra el ejército para crear la estrategia sin sentido de que el ejército mexicano repeló la agresión porque fue recibido por disparos provenientes de los estudiantes

El movimiento del 2 de octubre se encuentra en la memoria colectiva del pueblo porque el movimiento estudiantil engarzó su lucha al de una sociedad harta de un Estado trasgresor y violento. Un Estado al servicio de una clase política corrupta y una clase social ambiciosa de más poder y dinero.

Como olvidar las grandes manifestaciones, la toma de la Ciudad Universitaria por el ejército, el ataque al Casco de Santo Tomas por un batallón de policía armado con rifles, la gigantesca manifestación del silencio, los jóvenes que cantaban el himno confrontados por tanquetas militares. Estas, y otras fueron las acciones estudiantiles que fueron conformando a lo largo del movimiento la estructura de toda una acción política por parte de un sector en contra de la estructura del poder que no permitía cuestionamientos de la sociedad ni mucho menos de los jóvenes que con su actitud resquebrajaron su estructura.

Como olvidar a los millares de jóvenes desparramados por todos lados, inmersos en la sociedad colaborando a construir movimientos democráticos sindicales, agrarios, universitarios, populares, culturales. Como olvidar que tal vez los jóvenes sin saberlo estaban construyendo en país donde permeara la inexistente democracia. Un país que fuera de todos y no sólo de unos cuantos.

El 68 es el punto de partida, de ahí venimos muchos y muchas. Una generación que asume con responsabilidad la voluntad de cambiar este país. Innegable: el 2 de octubre del 68 abre el telón, es parteaguas del México contemporáneo. Es resumen de la historia de un México actual que sufre y que espera cobrarse sus agravios pronto, muy pronto. 2 de octubre fue punto final que marcó en nuestro país el inicio de una nueva era. 2 de octubre, no se olvida.