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Los campesinos y el agua

Por: Pbro. Camilo Daniel Pérez

No voy a considerar en este escrito los intríngulis del tratado de aguas de México con USA que data desde 1944, ni de cuestiones legales con respecto al manejo del agua. Mi reflexión va en la línea de una simple percepción sobre los recientes acontecimientos por la problemática del agua.

En todas partes, pero especialmente en el Estado de Chihuahua es primordial el vital líquido del agua que se vuelve, en muchas ocasiones, asunto de vida o muerte. Nos percatamos de la importancia del agua principalmente en los tiempos de sequía, cuando el ganado muere como moscas y la tierra está tan árida, seca e infecunda como la luna. El campesino norteño y chihuahuense sabe lo que es dejar el pellejo en el surco y acariciar con anhelada fruición las mazorcas con las manos callosas y el rostro curtido y encendido por el ardiente sol de verano. ¡Cuánta alegría causan las nubes cargadas de agua y qué delicia ondear el horizonte con olor a tierra mojada! ¡Es la vida en plenitud! Quienes tienen el agua a la mano y les llueve a cántaros un día sí y otro también, difícilmente podrían penetrar en el alma recia del campesino de Chihuahua quien, sorteando mil dificultades, orgulloso levanta su cosecha como el tesoro más preciado de su vida.

Por todo ello, arrancarle el agua al campesino que le ha llegado del cielo como una bendición es arrancarle dignidad, menospreciarle sus trabajos y esfuerzos, disminuirle, ningunearle y, para decirlo más crudamente, arrancarle de un tajo el corazón y el sentido de su vida, máxime que, en ello, está expuesto, las más de las veces, su patrimonio y el respaldo de su propia familia. Por ello, adolece de miopía quien piensa que el campesino defiende el agua por capricho, por meros afanes comerciales, por cuestiones políticas, por inconfesables razones o porque los productores del campo son una bola de “conservadores” a quienes no les interesa el progreso. Donde un servidor ha encontrado más sabiduría y sensatez es en el trabajador del campo. El campesinado es una buena parte del “pueblo sabio” que alaba el Presidente López Obrador y del cual incluso llega a decir que nunca se equivoca.

Desde esta perspectiva, me permito hacer las siguientes reflexiones sobre los recientes acontecimientos ante la apertura a la fuerza de las compuertas de algunas de las principales presas de la entidad chihuahuense por parte de Conagua para saldar el pago de aguas a Estados Unidos (USA).

1ª.-Es lógico que los productores del campo hayan visto como una agresión y una provocación de parte del gobierno federal que, con la fuerza del Ejército y de la Guardia Nacional, se hayan abierto las compuertas de la Presa Francisco I. Madero (Las Vírgenes). Esto se agrava sin la mediación de diálogo alguno y sin tomar en cuenta a las autoridades estatales. Las protestas de los campesinos las calificó López Obrador de provocación cuando fue todo lo contrario. Quien fue el provocador fue el mismo gobierno federal con la presencia de la fuerza pública.

2ª.-No podemos pasar por alto que este conflicto ha sido propiciado por la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la cual tiene una trayectoria histórica de corrupción endémica, de mal manejo, de falta de sensibilidad, de autoritarismo y hasta de ineptitud en el manejo errático que ha hecho del agua a nivel nacional. Con mucha razón la ONG, “Coordinadora Nacional Agua para Todos” dio a conocer que el 70 por ciento del volumen del agua concesionada está en manos del dos por ciento de usuarios y hay, al menos 77,000 títulos otorgados a terciarios en territorios indígenas sin su consentimiento. Y lo que es más grave: Conagua busca promover la renovación de concesiones para extenderlas por 30 años más. Esto lo intentan hacer antes de que sea aprobada la Nueva Ley General de Aguas. De esta manera, las 531,000 concesiones no estarán sujetas a las restricciones de la nueva ley. Como quien dice, se quiere perpetuar por parte de los concesionarios, en connivencia con Conagua, lo que podríamos llamar el “Aguachicoleo”.

3ª.-Desafortunadamente el gobierno federal y, concretamente, el Presidente López Obrador en sus “mañaneras” este problema de tipo social y económico lo pasó a un nivel político, afirmando que las manifestaciones de los campesinos eran alentadas por el PAN con motivos electoreros. Esta postura asumida por la federación ha hecho más improbable y más difícil la vía del diálogo.

4ª.-Por las razones antes mencionadas se podría explicar, aunque no justificar, que la reacción de los campesinos ante la agresión tan fuertemente sentida, tomara tintes violentos como sucedió,  dañando las vías ferroviarias, quemando casetas de peaje, vehículos oficiales, oficinas de gobierno tanto federales como estatales, etc; sin embargo, esa ira e indignación campesinas fueron aprovechadas e incitadas por gente infiltrada en las protestas con la finalidad de atacar política y públicamente, mediante estos actos vandálicos, tanto al gobierno federal (Morena), como al gobierno estatal (Pan). Incluso hay testimonios de que en estos actos violentos participaron personas desconocidas por los mismos manifestantes.

Por cierto, aprovechando estos acontecimientos y sin el más mínimo pudor ético y, además, ocultando su autoría hacen responsable a través de redes sociales al Sr. Víctor Quintana Silveyra, precandidato a gobernador, de haber incitado a los actos vandálicos que se dieron. A un servidor le consta que la intervención de Víctor Quintana, como en otras ocasiones, fue siempre en el sentido de abrir un diálogo conciliador entre las partes involucradas. En este sentido, a título personal hizo algunas propuestas al Lic. Marcelo Ebrard a través de uno de los operadores del Secretario de Relaciones Exteriores, Sr. Bernardo Aguilar. Seguramente esta “fake news” tenía el propósito, sin lograrlo, de desprestigiar al Sr. Víctor Quintana.

5ª.- Por todo ello, los que salieron más perjudicados fueron los campesinos mismos y la ciudadanía en general, pues un problema social se pasó por imprudencia, por decir lo menos, o con toda intención a verse como un problema de facciones políticas. Importante investigar de dónde provino la instigación que prendió la mecha para incendiar, literalmente, el movimiento campesino.

Como conclusión, no me cabe la menor duda de que la única solución es el diálogo entre las partes involucradas para buscar conjuntamente alternativas de solución entre los usuarios del agua y las autoridades competentes. Creo que deberá haber un mayor oficio político por parte del gobierno federal como parte implicada y por parte del gobierno estatal como mediador. Que se anteponga el bien de los agricultores. Con buena voluntad, se pueden construir una o más alternativas perfectamente viables. Ojalá y así sea.

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