- “Es muy importante que nos concienticemos de que estas medidas del cubrebocas y el distanciamiento social, no son por uno mismo, sino por todos, lo tenemos que hacer por la sociedad”, destaca director del I-Hub Tec en China para el Tecnológico de Monterrey, en enlace con el programa Chihuahua Adelante, del gobernador Javier Corral
Chihuahua, Chih.- Paciencia y cooperación son las actitudes clave para aplanar la curva de la pandemia de COVID-19 y avanzar hacia la nueva normalidad, aseguró Alfonso Araujo González, quien es director del I-Hub Tec en China para el Tecnológico de Monterrey y reside en aquel país desde hace ya 20 años.
“Tenemos que ser muy conscientes de que no vamos a regresar a una normalidad muy pronto, el resto del año va a ser muy complicado y es muy, muy importante que nos concienticemos de que estas medidas del cubrebocas y el distanciamiento social, no son por uno mismo, sino por todos, lo tenemos que hacer por la sociedad”, reflexionó.
A través de un enlace virtual para el programa Chihuahua Adelante, conducido por el gobernador Javier Corral Jurado, compartió su experiencia como residente de la nación donde surgió la crisis sanitaria.
Recordó que los momentos más complicados y caóticos fueron en la parte final de enero y todo febrero, cuando el nuevo coronavirus se comenzó a esparcir desde la ciudad de Wuhan, pues nadie había visto una situación así, y no había nada con qué compararla para saber cómo actuar.
Sin embargo –indicó–, hubo tres acciones muy importantes para mitigar la epidemia en China: “La primera fue que después de un inicio con reacciones muy lentas, al entender la dimensión del problema, el gobierno reaccionó muy rápida y drásticamente, y para el 23 de enero ya se había cerrado la ciudad de Wuhan”.
Cuatro días después se cerró la provincia entera de Hubei, que tiene 50 millones de habitantes y a los 5 o 6 días posteriores, toda la población china se puso en cuarentena sin salir de casa, agregó.
“Fue una medida muy drástica de inmovilización total de la población, para romper las cadenas de transmisión del virus, y realmente funcionó muy bien porque el 90 por ciento, casi, de los casos se concentraron en la provincia de Hubei y el resto de China quedó prácticamente aislado. De 1 mil 300 millones de habitantes, 12 mil o 13 mil casos se concentraron en Hubei”, recordó.
Dijo que una segunda acción, como la que se ha tomado exitosamente en Chihuahua “fue comunicar diariamente y de forma muy clara, todas las cosas que estaban pasando, los números, la situación, la tendencia, porque de esa forma fue que la población entendió muy rápido que teníamos que cooperar”.
“No hay no hay ninguna manera en la que puede hacer uno, que millones y millones de personas cooperen, más que con información muy, muy clara”, enfatizó.
La tercera estrategia –relató– fue que al controlarse la pandemia, China comenzó a salir de la estricta cuarentena de 38 días, de manera cuidadosamente escalonada y ordenada, para reactivar la movilidad.
“A partir de ahí se empezaron a dar permisos a ciertas empresas clave, digamos. La gente tenía que regresar a sus puestos de trabajos, pero previo una licencia, y un código de salud”, destacó.
De esta manera, en fábricas y luego oficinas arrancaron con el 20 o 30 por ciento de su capacidad, hasta llegar al 60 por ciento, pero fue paulatino y sumamente ordenado, indicó.
“El principal problema fue que aquí la epidemia llegó en el equivalente al tiempo de Navidad, una época en la que todo mundo había viajado a sus casas, y todos estábamos fuera de nuestros lugares de trabajo, entonces, ese regresar a nuestros lugares de trabajo iba a implicar una movilidad muy grande”, detalló.
Narró que actualmente China tiene 3 meses de haber salido de la cuarentena y la vida está casi normal, al igual que los centros laborales, aunque se mantiene el uso de cubrebocas en público y muchas medidas de seguridad al abordar trenes o aviones.
Si bien el uso del cubrebocas fue obligatorio durante toda la crisis, la gente empezó a usarlo antes de que se cerraran las fronteras internas, como una de las primeras recomendaciones del gobierno para evitar contagiar a otros y disminuir lo más posible la movilidad del virus.
“Ahorita ya no es obligatorio, pero lo seguimos usando”, destacó el directivo del Tecnológico de Monterrey.
Araujo González platicó que a la población china se ha hecho muy consciente de que la pandemia de COVID-19 no ha acabado, pues hubo rebrotes en varias ciudades en el norte, principalmente en ciudades con aeropuertos grandes, que reciben a viajeros internacionales.
“Hay una conciencia muy generalizada de que a esto todavía le falta bastante, han habido cambios en las actitudes diarias, en la distancia que se guarda, los restaurantes siguen teniendo pocas personas, se prefiere comprar comida para llevar y se han incrementado mucho los pedidos a domicilio, incluso del supermercado, y así, hay una serie de cambios en la vida diaria”, indicó.
“Necesitamos paciencia, esto es como si, digamos, que cayó un meteorito y no estábamos preparados, nadie estábamos preparados para esto, es algo que no existe en la memoria de nadie vivo en el mundo en este momento”, agregó.
“Aquí en China ya estamos en la normalidad, pero no crean que la economía está muy bien, tomó un golpe bastante fuerte, y el gobierno hizo mucho de lo que están haciendo ustedes ahora, como subsidios a personas, condonar impuestos o postergarlos”, mencionó Alfonso Araujo.
Advirtió que llevará mucho tiempo poder volver a la normalidad, pues la pandemia evoluciona en tiempos distintos, a través de los continentes.
“El mundo no va a poder salir al mismo tiempo, estamos todos interconectados y tenemos que pensar en todos. No hay ningún país que pueda salir de esto solo y dentro de un país no hay ninguna región que lo pueda hacer sola”, concluyó.