Juárez, siempre vulnerable

Por: Víctor M. Quintana S.

Como si no fuera suficiente con la epidemia de homicidios y feminicidios, que sigue sin atenuarse, ahora resulta que a Juárez le pega mucho más duro que a otras ciudades y regiones la actual pandemia. Aun sin ser un iniciado en el análisis estadístico llama mucho la atención el alto número de defunciones por covid-19 en relación al número de contagios que hay en este municipio fronterizo, tanto en relación con los datos del estado de Chihuahua como con los promedios nacionales.

Veamos tan sólo los datos al 28 de abril: en el estado de Chihuahua había 398 casos de contagio de covid-19, de los cuales 259 pertenecían a Ciudad Juárez, es decir el 65%. Se habían acumulado en el estado 75 defunciones, 64 de las cuales ocurrieron en Juárez, el 85.3%. (Juárez representa el 39% de la población del estado) A nivel nacional la tasa de letalidad, la proporción de defunciones con relación a los contagios era de: 1505 defunciones sobre 15 mil 529 personas contagiadas: el 9.6%, mientras que esa tasa para el conjunto del estado de Chihuahua era de 18.8%, casi el doble de la tasa nacional, pero en Ciudad Juárez la tasa era de 24.7: prácticamente uno de cada cuatro contagiados fallece en esta ciudad.

Entonces la interrogante surge muy espontáneamente: ¿por qué Juárez otra vez? Si hace 9 años Javier Sicilia la denominó “El epicentro del dolor” Tal vez ahora no pueda considerarse –afortunadamente – el epicentro de la pandemia, pero sí la región del estado y una de las ciudades del país más afectada por ella, con más letalidad.  Me he dedicado a buscar respuestas a esta pregunta y las principales que me han o me he dado son:

Por supuesto que muchos están de acuerdo en señalar que la alta incidencia de la pandemia en esta frontera y su alta letalidad se deben, fundamentalmente, al contagio que se dio en la industria maquiladora por las condiciones de trabajo y transporte que no permiten la sana distancia, por lo tardío que resultó el cierre o suspensión de labores de muchas de ella, ´por la falta de protección adecuada al personal, por la negativa a dar permisos con goce pleno o parcial de sueldo a las y los trabajadores; por el miedo de ellas y ellos a perder el empleo si se declaran sintomáticos. Así lo demuestra el hecho que uno de cada cuatro decesos que se dieron en Juárez hasta el martes pasado fueron personas que laboraban en Lear Corporation, seguramente contagiados por personas que vinieron de Alemania y permanecieron varios días en la planta. Dos más vienen de la planta Electrolux, según información de la verdad juarez.com

El contagio en las plantas industriales es muy real y es muy en la línea de lo que sucede en los Estados Unidos. Ahí, Donald Trump, por una parte y algunos gobernadores por otra, prefieren que se disparen las cifras de contagios a cerrar las fábricas y que la economía caiga aún más. Y han encontrado mil subterfugios para llevarlo a la práctica, como el de Trump que en un decreto señala que las industrias procesadoras de carne son “actividades esenciales” y por lo tanto no deben cerrarse, a pesar de los contagios masivos en plantas procesadoras de carne de cerdo de Smithfield en Carolina del Norte o de pollo de Tyson Foods en Dakota del Sur.

Además de las condiciones de alto riesgo de contagio en las maquiladoras, un médico, funcionario de hospital público en Juárez me comentaba otra de las razones para la alta letalidad de la pandemia en esta localidad: muchas de las personas que llegan a ser atendidas son migrantes que vienen del sur del país en condiciones muy deplorables de desnutrición, con las defensas muy bajas por la mala alimentación, las malas condiciones de alojamiento, el hacinamiento donde se transportan o viven, etc. Habría que agregar que en Juárez vive el mayor número de personas en extrema pobreza en Chihuahua, por lo tanto, además de las malas condiciones de alimentación a las que están sujetas, hay que agregar las viviendas precarias, la falta de servicios sanitarios o incluso de agua potable, la lejanía de los servicios de salud.

Un tercer factor de contagio y que pocas veces se considera es que la frontera sigue estando abierta para el tránsito “de allá para acá” y que no debe olvidarse que la pandemia viene del norte. Los Estados Unidos encabezan al planeta en número de contagios y defunciones, y por una vez, no somos los pobres quienes contagiamos a los ricos, sino parece que es lo contrario. Un caso muy significativo: en Namiquipa y Bachíniva, dos de los municipios chihuahuenses donde ha habido más contagios el virus se transmitió en una boda de unas personas que vinieron de Denver, Colorado, posiblemente sin síntomas.

La epidemia, al menos a nosotros, nos viene del Norte, muy seguramente. Pero afecta más a quienes están al “Sur”, pero no concebido geográficamente, sino, como señala Boaventura de Sousa: quienes por ser víctimas de diversas formas de opresión. se tornan mucho más vulnerables al contagio: trabajadoras y trabajadores industriales, informales, personas en situación de extrema pobreza en las ciudades, migrantes.

¿Por qué en Juárez, entonces?  porque no sólo está al sur de la frontera, sino por la gran cantidad de personas que en esta vulnerada ciudad son oprimidas y vulneradas de diversas formas.