La escuela pública ante la pandemia

Por: Colectivo Docente Freinet. Escuela primaria “Concepción Meléndez” 2100 de Parral

En estos momentos de la pandemia, no bajaremos el puño.  Tenemos que acabar con la idea de que el maestro es reproductor, operario y extensionista de las incongruencias oficiales que se movilizan como un virus paralelo al COVID -19, igual de mortal, que condena a la educación a ser una estéril labor. Es momento de reconocernos como sujetos en transformación y ser agentes catalizadores de cambio “pasar de las palabras a los hechos”.

“El éxito de la práctica humana demuestra la correspondencia de nuestras representaciones a la naturaleza objetiva de las cosas que percibimos”.

Lenin

Ante la consigna de seguir produciendo por encima de la salud pública y  exagerado solucionismo tecnológico, frente a una situación geopolítica en reconversión, el fracaso de la globalización neoliberal, la eco depredación, la crisis capitalista, el chauvinismo, el racismo creciente, el hundimiento económico, las teorías de conspiración y la colonización de subjetividades, ¿cómo debe responder la escuela?

Desde nuestro proyecto creemos que la escuela es un espacio para la transformación y la comunicación, un espacio de construcción colectiva. En presencia de la crisis del capitalismo la escuela pública se defiende con acciones congruentes y una pedagogía emancipadora; es momento de fortalecer los lazos comunitarios y salvaguardar nuestros principios en contra de la enseñanza tradicional.

La escuela en estos momentos rompe con la limitante del espacio físico y pone a prueba la lectura de la realidad concreta por parte de los docentes. Esto no se da por casualidad ni por antonomasia, es más bien resultado de entrega profesional en formación constante y en busca de una directriz crítica. Ahora, poner en práctica acciones pedagógica – políticas que reflejen valores como la solidaridad, equidad, igualdad y justicia debe ocupar un espacio primordial en la agenda de los maestros y maestras.

Nuestro actuar actual  no renuncia  a la idea fundacional de  renovación pedagógica, tampoco bajamos el puño; seguimos en lucha contra la colonización del pensamiento y la masificación del conocimiento, criticamos las  falsas democracias y la incapacidad gubernamental e institucional por brindar seguridad sanitaria a la población, producto de la privatización de los bienes que debieran ser de todos y para todos. Somos sabedores que el lenguaje dominante no ha desaparecido sino que está mutando,  sin embargo, su eco se está difuminando en las comunidades que libramos una doble batalla a muerte contra el virus,  por un lado la pandemia y la pobreza por el otro.

La situación actual debe verse incluso más allá de la reflexión, incluso de la crítica. Es menester apostarle desde todos nuestros espacios a una conciencia de clase. En el presente, nuestro proyecto se revitaliza en la idea de que las verdaderas propuestas nacen de abajo y son contra sistémicas, seguimos la idea de que esto no debe volver a la normalidad pues es esa normalidad la que por años nos ha mantenido en colapso. Veamos las contradicciones de clase que se manifiestan en este proceso de avance de la historia para poder develar la forma colectiva de superarlas y mejorar nuestras condiciones existentes, la irradiación silenciosa del virus y su ataque mortal nos hace reconsiderar nuestro actuar ante el medio ambiente, nuestras maneras de relacionarnos, lo que comemos, las condiciones en las que trabajamos y cómo vivimos. Estas consideraciones de las formas de actuar deben ocupar un espacio considerable en nuestra propuesta comunicativa actual con padres de familia, estudiantes y la comunidad.

Tenemos que acabar con la idea de que el maestro es reproductor, operario y extensionista de las incongruencias oficiales que se movilizan como un virus paralelo al COVID -19, igual de mortal, que condena a la educación a ser una estéril labor. Es momento de reconocernos como sujetos en transformación y ser agentes catalizadores de cambio, “pasar de las palabras a los hechos”.

El virus por sí solo no impulsa ninguna revolución, tenemos que ser las fuerzas sociales con conciencia de clase quienes aprovechemos  de la gran oportunidad que tenemos frente a nosotros para reconocer en la organización colectiva y educación política acciones necesarias para convertir en realidad las utopías que han resistido a los golpes mortales propinados por el capitalismo y así impulsar un cambio de fondo. Los maestros y maestras debemos preponderar los efectos de una creciente vigilancia virtual y la restricción de nuestras libertades, incluso las más elementales; este momento de cambios globales nos hace ir más allá de los efectos y buscar en sus causas la motivación radical para su erradicación y llevar a la práctica otro mundo posible.

Los maestros y maestras debemos propiciar los espacios de socialización para ayudar en el desarrollo intelectual y físico de nuestros estudiantes  con los medios a nuestro alcance, combatiendo la desinformación, la desesperanza y las actitudes fascistas y contrarias a todo principio humano. La enseñanza fría de los contenidos es obsoleta, no pretendamos en estos momentos reavivarla, nuestra labor es para con los hijos del pueblo, hijos e hijas de la clase trabajadora, actuemos para brindar apoyo y entrelazarnos como una totalidad que nos lleve a perseguir objetivos comunes. Los docentes, doctores y científicos debemos ir en contra de la idea del mercado, esa que nos ve como empresas donde hay que rendir más con menos, considerando a nuestros estudiantes, pacientes y población como mercancía.

Veamos a nuestro alrededor, leamos el mundo, hagamos terrenales y concretas nuestras propuestas y movilicemos con estrategia la idea colectiva por un mundo mejor hasta terminar con el ecocidio, la desigualdad y la injusticia. El llamado está sobre la palestra de la historia: actuar con conciencia de clase como alternativa de lucha.

¡Unidos y organizados… venceremos!

Colectivo Docente Freinet

Escuela primaria

“Concepción Meléndez”

No. 2100