Chihuahua.- Hasta 1692, Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez) fue el punto más alejado en el norte de la Nueva Vizcaya y punto de paso muy importante del Camino Real de Tierra Adentro. La Misión de Guadalupe entendida como centro de población español, representó un alto en el camino para comer y descansar, en el largo viaje hasta las tierras de Nuevo México.
Los misioneros que vinieron de la península Ibérica trajeron consigo la influencia árabe en la construcción de arquitectura de tierra, el templo de la misión de Guadalupe no es la excepción. Fue construida sólidamente con adobe y el espesor de sus muros puede apreciarse en los vanos de la puerta principal y puertas laterales. Estas puertas se complementan con un simple pórtico y ventanas conocidas como Ojo de Buey.
Los antecedentes de este templo de misión nos remiten a Fray García de San Francisco, quien acompañado de Fray Juan de Salazar y diez familias de indios cristianos, construyeron un oratorio provisional de ramas y barro, y un monasterio con raíces y paja entre los indios Mansos, en el entonces Paso del Norte. En 1662, el nuevo templo de la Misión de Guadalupe fue inaugurada y se cuenta que cien nativos fueron bautizados ese día.
Al centro tiene un altar de piedra, bajo el cual descansan los restos de los primeros pobladores. El coro está hecho de madera y el soporte son dos elegantes columnas de madera coronadas majestuosamente. La puerta de entrada al coro permanece sellada por protección, pero puede admirarse el trabajo en las puertas, porque son las originale. En la cabeza del altar está un panel con la imagen de la Virgen de Guadalupe en un nicho finamente tallado de madera y vidrio. El edificio completo data del siglo XVII y corresponde al barroco mexicano con motivos indígenas.
Definitivamente esta misión fue un emblema del Camino Real de Tierra Adentro y de Paso del Norte. Hoy en día esta pieza de arquitectura también es un emblema de la ciudad y sus habitantes.