Opinión por: Profr. José Luis Fernández Madrid
Aún sin alumnos en las aulas ¿Una vez más los maestros y personal de apoyo a la educación debemos ser quienes paguemos el precio?
Está bien que seamos reivindicados y revalorizados por las funciones que día a día desarrollamos en las escuelas pero considerarnos inmunes al contagio de enfermedades y además extender nuestros días laborales suena a burla.
Seguir con detenimiento e imparcialidad las expresiones del Secretario de Educación y Deporte de nuestro estado instruyendo a llevar a cabo acciones que supuestamente justifican la asistencia a los distintos centros de trabajo a todo el personal magisterial y administrativo es ofender el juicio, la razón y la inteligencia de la gente.
Dos semanas para llevar a cabo una limpieza profunda así como para conformar comités de salud para cuando regresen los niños, adolescentes y jóvenes a clases es tal vez la gran idea, la gran salida de un “genio” asesor que sin duda se embolsa un jugoso cheque quincenal o mensual por aportar sus “brillantes ideas” para tenernos ocupados y así devengar nuestro salario; en verdad insultante.
Y no, no es huir a nuestra responsabilidad en la prestación del servicio público que orgullosamente ofrecemos, es una cuestión de salud para nosotros y nuestras familias, es una situación de desequilibrio en nuestra propia dinámica social, son reclamos de equidad, de conciencia, de lógica elemental.
Si la indicación clara es que este receso no son vacaciones, que es para evitar salir de casa y resguardarse del riesgo de contagio, entonces ¿Sacamos a nuestros hijos a que nos acompañen a las escuelas ante la falta de espacios para su cuidado y atención? ¿O también nuestra descendencia es considerada inmune?
Que alguien cuerdo, partícipe del ambiente laboral del magisterio pueda acercarse al secretario de educación para hablar con la confianza que da ser parte de esta loable trabajo y lo sensibilice que si bien es cierto que somos considerados como agentes de cambio también somos seres humanos.
Pretender imponer actividades solo para cubrir un horario y esperar la aceptación abyecta, sin respuesta y sin argumentar el equívoco SÍ es parte de la naturaleza del valeroso personal docente.