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Viento de Marzo

Por: Rosalío Morales Vargas

Es marzo de borrascas.
Las mareas sosegadas se han encabritado
en avalanchas tumultuarias.
Las manifestaciones de mujeres
rompen el molde pétreo de la abulia,
derriban vallas, saltan muros,
para lavar con sus conjuros estridentes,
la mancha perniciosa del machismo en decadencia.

Protestan con furor enfebrecido
y vehemencia de fuego libertario,
contra el oscuro deambulaje
de infectas y malsanas cicatrices,
contra los privilegios del anacronismo fútil
y la arrogante estupidez de los heraldos negros.

No siguen reloj preestablecido
de manecillas oxidadas,
ni rígidos horarios oficiales:
avanzan lanza en ristre al asalto de los cielos.

Se cansaron de soportar las cargas del desprecio
y de encontrarse siempre
bajo la férula inquisitorial
de obispos engreídos con su tufo
de poseedores infalibles de verdades
y látigo andrajoso y somnoliento.

Un mundo solidario empieza a florecer
y vence al atavismo de las sombras,
cuando demuestran las mujeres,
que la apiñada y plúmbea bruma,
es perforada por los rayos
del sol de la justicia y la igualdad.

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