Por: Rosalío Morales Vargas
Las mujeres se aprestan a la lucha
No van a claudicar en sus proclamas
La humillación acumulada es mucha
En esta lid no se andan por las ramas.
No es una decisión entelerida
Tampoco pigmentada de violencia
Es la rabia fecunda contenida
Con brotes cincelados de conciencia.
Ni patriarcas ni dioses ni patrones
Ni los ultramontanos al acecho
Impedirán esgriman sus razones
De protestar peleando su derecho.
Sin tregua abofetean a la injusticia
Denuncian el baldón del privilegio
Combaten mezquindad y la estulticia
Develan del amor el sortilegio.
Liquidar la cultura del machismo
Que propicia vileza y exclusión
Tiránico en su exceso y su cinismo
Su idea petrificada: una prisión.
Desea la hipocresía conservadora
Cabalgar en la oleada digna y justa
Pero un alud de rebeldía aflora
Y destapa su máscara vetusta.
Distinguir la cizaña del buen grano
Sabe la feminista combativa
Cara al viento camina sin desgano
Para jamás flotar a la deriva.
Con ímpetu y euforia ocupan calles
Sus lecciones heróicas nos educan
En las costas, los montes y en los valles
Sus sabias enseñanzas no caducan.