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El maestro debe ser reeducado

Por: Fernando Álvarez Montoya                                                                         

Las mejoras sustanciales en la educación, van a venir del aula, del colegiado de maestros y de sus comunidades. La discusión en las escuelas del hecho educativo y los comprometidos con su causa, aportará los instrumentos para mejorarla. Nadie más interesado que los maestros y sus comunidades en encontrar las herramientas para ofertar una educación pública incluyente, democratizadora.

Los maestros, las maestras deben de reconocer que se encuentran obligados a redimensionar, reevaluar su quehacer educativo. Lo uno y lo otro servirían para realizar los cambios profundos que la escuela pública necesita. Amplios sectores de la población demandan una educación pública que trasforme. Necesario es, atender este reclamo.

La alternativa que urge, no va a venir”- por obra y gracia del espíritu santo”- ni de los intereses excluyentes de la SEP.  Así también, como de los intereses mezquinos del SNTE.  Éstos, van a venir desde abajo, de la propia escuela, del colegiado del maestros, de la comunidad, de los padres de familia.

Los docentes, el colectivo escolar se encuentran obligados a localizar y focalizar: ¿Cuáles son los procesos que mejorarían el servicio educativo? Cuáles los perfilarían a ofrecer un servicio educativo innovador?   ¿Cuál o cuáles son los instrumentos que le permitieran conocer sus fortalezas y debilidades?   A partir del análisis serio y constructivo de lo antes expuesto se irá transformando, construyendo la escuela pública que México requiere.

El educador debe ser reeducado. Verdad máxima. No es buena educación aquella que sólo se   reproduce y en la cual, los maestros sólo son voceros a intereses que le son ajenos.   Hoy (no se puede entender de otra forma), sólo un reducido grupo de maestros que disienten (¿) han comprendido cual debe ser exactamente su función.

Crítico es, el maestro, maestra que cuestione, aparte de oponerse a las tesis “reproductivas”, educativas que le dan vida al Estado en el aula y que,..(¿?) además de ser los pilares que le sostienen.  Indudablemente se pueden considerar buenos maestros aquellos que confrontan la tesis de ser sólo “reproductores” de estas teorías en el aula. Se necesita un docente que sea crítico, transformador, creativo, atrevido. Un maestro que se oponga a lo establecido, a lo caduco, pero que, al mismo tiempo proponga, construya, transforme, mejore.    La educación sólo puede ser un instrumento de liberación cuando esta, reúna los elementos críticos de la pedagogía que transforma y desencadena; una educación que libere, no que enajene. Los educadores tienen la ineludible obligación moral de reconocerse, de instrumentar su acción pedagógica para que transforme y le sea eficaz   al hecho educativo. Sólo una educación pública que revolucione permitirá elevar los niveles de bienestar de los educandos. Una educación que este por y para el servicio de los que la demandan. Una educación con, por y para el servicio del pueblo.

Educar, es transformar. Educar es amar. Es, acción contingente en la cual, el que educa, transforma este acto en instrumento de liberalización de conciencias. Los maestros que, asumen con conciencia de clase la noble labor de educar, se asemejan, a los apóstoles de la redención porque, redimen con su tarea las cadenas de ignorancia que al ser humano esclavizan. Es necesario que los maestros se reencuentren, que reconozcan su origen, que se conviertan en verdaderos instrumentos de transformación de la sociedad a la cual sirven.    Dejar de ser un instrumento del Estado….-y agregaría del SNTE.  Dejar de ser, voceros de tesis reproduccionistas, para asumir otras, de mayor compromiso consigo mismo y con la tarea que desempeñan.  La presencia en el aula de un verdadero maestro “reeducado” es inaplazable. El maestro que reúna las anteriores premisas podrá, remover escombros de una educación que enajena, que esclaviza.

El maestro transformador, asumirá otra: que libere. El propósito es claro: “educar para transformar”. Influir en la formación   de un ciudadano autónomo, una ciudadanía culta.  Una educación que redima. Una educación que rompa con las ataduras de ignorancia que sujetan al ser humano y someten a la sociedad. Una educación hecha por y para los intereses de las personas, de los niños. La presencia de un – Educador, reeducado- es impostergable.

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