Por: Dr. Héctor Alejandro Navarro Barrón
Un día como hoy, hace 28 años, falleció mi abuela, la Profra. María Barrón del Avellano. En su memoria, comparto una semblanza de su excepcional trayectoria profesional y humana.
Nacida el 1 de septiembre de 1910 en la Hacienda de San Isidro del Avellano, Chihuahua, María fue hija de Atilano Barrón García y Mercedes Del Avellano Jordán. Solía decir que su año de nacimiento no fue casualidad: su carácter indómito y espíritu revolucionario la consolidaron como una visionaria. María no ocultaba su desprecio por la lentitud de la democracia y el precario avance en los derechos de las mujeres e infancias, desafiando en múltiples ocasiones a la autoridad para exigir justicia, aun a costa de las consecuencias personales.
Su camino no fue sencillo. Debido a la Revolución, su familia se trasladó a El Mezquital, Saucillo. Su temperamento firme provocó que fuera enviada a Camargo, donde concluyó su educación primaria en la Escuela Estatal 40. Desde joven, su vida se dividió en dos pasiones: la docencia y la lucha social. Tras días de espera incansable en las oficinas educativas para obtener una oportunidad, en 1925 recibió una plaza en una «colonia ficticia» llamada Nueva Unión. Aquello fue un intento del Profr. Salvador Varela por desanimarla, pero María respondió con hechos: seis meses después, el Secretario de Educación encontró en ese lugar una escuela funcional construida por ella, con apoyo de militares y la comunidad, logrando así la oficialización de su plaza.
Su activismo la llevó al exilio en 1952 tras diferencias con el gobierno estatal. En el sur del país, se formó como enfermera y promotora de salud en Michoacán y Morelos, donde fundó instituciones clave como la Escuela de Promotoras Naturales y el Centro Materno Infantil de Parácuaro. Su labor por el empoderamiento femenino incomodó a los caciques locales al grado de sufrir amenazas de muerte, de las cuales fue salvada por los propios pobladores que protegían su obra.
A su regreso a Chihuahua en 1955, su gestión fue incansable. Fundó centros de bienestar social, escuelas y hospitales en municipios como Carichí, Uruachi, Meoqui y Balleza, además de electrificar colonias y fundar la secundaria en Anáhuac. Su carrera académica no se detuvo: fue inspectora escolar, dirigió la campaña de alfabetización “Mujer a Mujer” y, a los 68 años, se tituló en Pedagogía.
En su faceta política y civil, fue pionera al fundar la «Alianza de Mujeres del Norte A.C.», la primera ONG de su tipo en el estado. Es recordada por su audacia al detener la caravana del presidente Gustavo Díaz Ordaz en el Valle de Juárez para exigir ser escuchada tras habérsele negado la audiencia. Militante y candidata por el PARM, historiadora y escritora, María Barrón del Avellano dedicó su vida a los más desprotegidos.
Falleció el 23 de diciembre de 1997 en la Ciudad de Chihuahua. Hoy, sus restos descansan en Ciudad Camargo, pero su legado como «Mujer Chihuahuense» permanece vivo en cada institución que fundó y en los derechos por los que luchó.



