Opinión por: Norberto Guerra Mendias
El trabajo digno es una vía fundamental hacia la dignidad, la protección y el empoderamiento. Va mucho más allá de un simple empleo: es aquel que respeta la dignidad humana, incluye un salario justo y suficiente para vivir, seguridad social, condiciones seguras y saludables, igualdad de oportunidades, estabilidad laboral y el respeto a los derechos fundamentales, como la libertad sindical. En esencia, promueve el desarrollo personal y profesional integral.
Este concepto no es solo una aspiración ética, sino un cimiento para el desarrollo sostenible. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo impulsa aceleradamente, alentando a las empresas a alinearse con normas internacionales que garanticen derechos laborales, protección social y diálogo social, elementos clave para un crecimiento inclusivo, justo y para la prosperidad colectiva.
Por ello, resulta contradictorio y preocupante presenciar realidades laborales que distan mucho de este ideal. Un ejemplo cercano: recientemente, en mi área de trabajo, se solicitó una cooperación voluntaria para dar el aguinaldo a las personas que realizan las labores de limpieza. No hubo objeción: son personas que realizan un excelente trabajo, son amables y consideradas, por lo que todas y todos colaboramos con gusto. Sin embargo, aquí radica el problema de fondo: esta solidaridad, aunque valiosa, enmascara una responsabilidad eludida.
Estas trabajadoras y trabajadores no deberían depender de nuestra caridad. La obligación legal y moral recae en las empresas contratistas que, al no proporcionar prestaciones como el aguinaldo (mínimo 15 días de salario al año) o vacaciones con prima vacacional (mínimo 12 días y 25% adicional), están incumpliendo flagrantemente la Ley Federal del Trabajo. Nuestra cooperación, bienintencionada, termina parcheando un sistema de precariedad laboral que las empresas externalizan.
Este incumplimiento contrasta radicalmente con el concepto de una Empresa Socialmente Responsable (ESR). Una ESR integra voluntariamente el bienestar social, económico y ambiental en sus operaciones. Su acción se basa en una gestión ética, el respeto laboral, la transparencia y la sostenibilidad, beneficiando a colaboradores, comunidad y medio ambiente. Entre sus características clave destacan:
· Impacto Social: Respetar los derechos laborales y mejorar la calidad de vida de los empleados.
· Gobernanza y Ética: Operar con transparencia y rendición de cuentas.
¿Cómo puede una empresa llamarse «socialmente responsable» si vulnera las prestaciones de ley más básicas de su propio personal?
Aquí es donde la psicología del trabajo —la rama que estudia el comportamiento de las personas en su jornada laboral— nos ofrece una perspectiva crucial. Su objetivo no es solo potenciar la productividad, sino fundamentalmente velar por el bienestar integral de las personas en el ámbito laboral. Un empleado cuya dignidad y derechos son respetados, que tiene seguridad y estabilidad, no solo es más productivo, sino que contribuye a un ambiente laboral saludable y colaborativo.
La próxima vez que se nos pida cooperar para un aguinaldo, debemos preguntarnos: ¿estamos siendo solidarios o estamos siendo cómplices de un modelo que evade responsabilidades? La verdadera responsabilidad social empieza por cumplir la ley.
Por lo tanto, exijamos que las empresas respeten los derechos humanos laborales. Que abandonen la idea de utilizar a las personas como objetos desechables, que pueden usar y descartar para enriquecer a unos cuantos. Que la dignidad se vuelva costumbre, no una excepción. Demandemos que ningún gobierno, en ningún nivel, firme contratos con empresas que no protejan a las y los trabajadores con las prestaciones que la ley les obliga a otorgar. En nuestras manos está salvaguardar los derechos humanos de todas y todos, comenzando por el derecho fundamental a un trabajo verdaderamente digno.
Objetivo:
Contribuir al diseño e implementación de políticas públicas y programas institucionales que integren de manera estratégica la psicología, la ética y los derechos humanos, para impulsar organizaciones más transparentes, confiables y centradas en la dignidad humana, especialmente en contextos de vulnerabilidad o transformación social.
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