De lo urbano a lo rural: un proyecto que nace desde la comunidad

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Por: Patricio Rodríguez Palma

El trabajo por proyectos en la Nueva Escuela Mexicana (NEM) no es solo una estrategia pedagógica; en el contexto indígena es una forma de reconocer que el aprendizaje cobra sentido cuando parte de la vida, la cultura y la comunidad. A través de proyectos, la escuela deja de ser un espacio aislado y se convierte en un puente entre la teoría y la realidad, fomentando la investigación, la colaboración y el desarrollo de habilidades prácticas a partir de temas relevantes para las y los estudiantes. En este enfoque, preservar y fortalecer las lenguas maternas y las cosmovisiones no es un añadido, sino el corazón mismo del proceso educativo.

Desde esta visión surge el Proyecto Comunitario “De lo Urbano a lo Rural”, que busca vincular a la Escuela Kali Rosakame del Oasis, en la ciudad de Chihuahua, con la Escuela Clemente Cruz Huahuichi, de la comunidad de Apachoachi, ejido de Tónachi, Guachochi. Se trata de un proyecto que apenas comienza a gestarse, pero que nace con un objetivo claro: propiciar el encuentro entre niñas y niños de contextos urbanos y rurales que comparten una misma raíz cultural, aunque vivan realidades distintas.

La intención es que, en una siguiente etapa, las y los alumnos puedan intercambiar cartas en las que relaten sus vivencias, su forma de vida y su relación con la lengua y la comunidad. Más adelante, se espera concretar un encuentro presencial el 21 de febrero de 2026, en el marco del Día Internacional de la Lengua Materna, en la escuela del Oasis. Este intercambio no busca el folclor ni la simple visita, sino el reconocimiento mutuo y el aprendizaje compartido desde la experiencia.

Este tipo de proyectos representa también un desafío. La NEM plantea grandes posibilidades, pero enfrenta retos reales: la formación docente, la adecuación de materiales y la necesidad de construir recursos pertinentes para cada contexto. Sin embargo, cuando los proyectos parten de la historia local, de las problemáticas comunitarias y de los saberes ancestrales, se abren caminos para integrar el conocimiento moderno sin desplazar la identidad.

En mi caminar por distintas comunidades he tenido la oportunidad de ayudar y servir a mis hermanos en diversos aspectos. No obstante, la visita a Apachoachi marcó un antes y un después. Fue una experiencia profundamente significativa: escuchar las risas de las niñas y los niños, ver sus rostros llenos de curiosidad, sentir el agradecimiento sincero de las autoridades tradicionales, de padres, madres y familias enteras reunidas únicamente con el deseo de convivir y pasar una tarde agradable. Todo ello fue posible gracias al apoyo de personas bondadosas que, sin ningún interés más allá de ayudar, hicieron posible ese encuentro inicial.

Aún falta camino por recorrer para que este proyecto se concrete plenamente, pero la semilla ya está sembrada. Apostar por una educación que conecte lo urbano y lo rural, que dialogue desde la lengua y la cultura, es apostar por una escuela más humana y más justa.

Hoy cierro esta reflexión con un mensaje de gratitud. Gracias a Dios por un año más de vida, que celebro este 21 de diciembre, y por permitirme seguir andando por las comunidades, aprendiendo de ellas y sirviendo con el corazón. Que los proyectos que hoy soñamos se conviertan mañana en experiencias que fortalezcan nuestra identidad y nuestro futuro compartido.

Para las Niñas y Niños:
Formación en la Escuela
Educación desde la comunidad y el hogar
LA (NEM) contextualizamos

Tónachi Guachochi Chih a 21 de Diciembre del 2025