La vocación no paga las cuentas: 20 años de erosión salarial docente en México

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Por: Felipe Villa

En nuestro país, una tensión interna en el discurso público donde, por un lado, se alaba al Maestro como «arquitecto del futuro», «custodio de los valores» y por el otro, se le ha ido estrangulando financieramente, casi imperceptiblemente año tras año, pero devastador al cabo de dos décadas. Cuando observamos el lapso 2005-2025, no estamos enfrentando «salarios bajos», sino un proceso económico más profundo: la pérdida constante de poder adquisitivo (entre el 30% y 40%). El dinero que hoy recibe un Maestro en su bolsa compra mucho menos de lo que compraba hace 20 años, quebrando la promesa implícita de que la carrera magisterial garantizaba una vida de clase media.

La trampa del «Sueldo Base» vs. Compensaciones

Para resolver el problema, ¡hay que descifrar el talón de pago! En los últimos cuatro sexenios, el gobierno ha utilizado una treta: subir las prestaciones, pero no el Salario Base (07).

¿Por qué es importante? Cuando se dice «aumento 6% directo al salario», muchas veces se refiere a bonos, material didáctico o compensaciones temporales y el efecto de hacer esto, es que el salario base define el aguinaldo, la prima vacacional y, lo más importante, la pensión y al tenerlo congelado o con aumentos irrisorios (por debajo de la inflación real) el sueldo base, se está condenando al Maestro a la miseria en su vejez.

El Aplanamiento salarial.

Uno de los mayores golpes en estos últimos 5 años ha sido la compresión del tabulador salarial. Por los incrementos obligatorios y justos al Salario Mínimo General en el país, se ha distorsionado el escalafón en el magisterio. Hoy en día el salario de un Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE) que son intendentes o administrativos, se ha aproximado peligrosamente al de un Maestro de nuevo ingreso. Imaginemos a la Maestra Elena, Licenciada y Maestra en Pedagogía, con 15 años de servicio y con Carrera Magisterial (ahora promoción horizontal). Su salario líquido quincenal, después de impuestos, es de $8,500 – $9,500 pesos (dependiendo de la zona). Ahora imaginemos al Maestro Juan, recién egresado de una normal, que ingresa al sistema con los nuevos tabuladores de nivelación y en donde su salario puede oscilar entre los $7,500 y $8,000 pesos. La diferencia de sueldo entre 15 años de experiencia + posgrados y un recién egresado es de unos pocos miles de pesos. El mensaje del sistema es explícito: estudiar, formarse y tener antigüedad ya no es rentable.

Revisemos ahora algunos ejemplos concretos: La economía de 2005 comparada con la de 2025 para dimensionar la pérdida: En 2005, un Maestro de plaza de inicio podía comprarse un coche pequeño del año (el clásico Nissan Tsuru o Chevy) con 12 o 15 meses de su salario completo. El crédito era fácil y las mensualidades eran tal vez el 20% de su sueldo. En 2025 el coche más barato en México (alrededor de $280,000-$300,000 pesos) costaría 25-30 meses del salario completo de un maestro novel y el poder adquisitivo para un vehículo se ha disminuido a la mitad. De la misma forma, hace 20 años atrás, el crédito hipotecario de un profesor le alcanzaba para comprar una casa digna en la mancha urbana consolidada. Hoy los créditos FOVISSSTE, frente a la especulación inmobiliaria, han orillado a los maestros a las periferias extremas y la realidad es que hoy en día un profesor califica para una «mini casa» a 1 ó 2 horas de su lugar de trabajo y se le va más de la mitad de su salario en transporte para llegar a trabajar.

La puñalada final: La UMA frente al salario mínimo.

No se puede hablar de pérdida de poder adquisitivo sin mencionar el cambio en la ley de pensiones y la UMA para calcular las jubilaciones (en particular para los jubilados del ISSSTE por el décimo transitorio).  Mientras el Salario Mínimo se ha disparado por decreto presidencial (restableciendo el poder adquisitivo de la clase trabajadora), las pensiones de los maestros están indexadas a la UMA, que crece mucho más lento y el resultado es un profesor retirado que cada vez es más pobre en relación con el resto de la economía, al ver cómo su pensión de toda la vida se va licuando frente a la inflación verdadera de alimentos y medicinas.

El mito de la «Promoción Horizontal»

Durante dos décadas, el sistema educativo mexicano ha vendido a sus Maestros una atractiva promesa: «Si trabajas, te evalúas y te formas, ganarás bien sin salir del aula». Esa es la lógica de la llamada Promoción Horizontal (Carrera Magisterial, K1 del Servicio Profesional Docente y ahora los incentivos USICAMM). Pero cuando miramos los datos concretos, las nóminas reales, esa promesa se revela como el gran mito de la movilidad económica magisterial. Más que un sistema de justicia laboral es una lotería presupuestal y una «zanahoria inalcanzable» para tener al magisterio entretenido evidenciando en vez de exigiendo un salario base digno.

El sistema actual de la USICAMM penaliza indirectamente a quienes han asumido mayores responsabilidades. El bajo presupuesto para el Grupo 5 (en donde participan directivos, jefes de enseñanza y supervisores, entre otros), envía un mensaje contradictorio: «Queremos líderes educativos preparados, pero no tenemos presupuesto para incentivar su desempeño una vez que llegan a la cima». En muchos estados, la lista de ordenamiento del Grupo 5 avanza apenas unos cuantos lugares (a veces menos de 10 personas obtienen el incentivo en todo el estado para esa categoría), dejando a cientos de directivos y supervisores con evaluación excelente, pero «sin presupuesto».

En conclusión, la pérdida de poder adquisitivo ha privado a los estudiantes de la mejor versión de sus Maestros. Hoy, recuperar el salario no es por caridad, es la única manera de frenar el desmantelamiento de la escuela pública mexicana. El sistema ha generado una «aristocracia precaria»: unos cuantos Maestros que logran sobresueldos a costa de su salud mental y tiempo libre, mientras que la base magisterial ve cómo su salario quincenal alcanza para menos gasolina y menos kilos de tortilla. La frase «El Maestro gana poco porque no se evalúa» es la gran mentira del siglo XXI de la educación en México. El profesor vive mal porque el Estado ha querido que la dignidad del profesor sea un premio concursable, y no un derecho laboral fundamental.