Casas de Cuidado Diario: La Nobleza de un “Segundo Hogar” que Transforma Chihuahua

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Por: Dr. Héctor Alejandro Navarro Barrón. Consultor en Educación en Estado de Derecho y Cultura de la Legalidad

Mi vida, marcada por décadas dedicadas al desarrollo y bienestar de adolescentes y jóvenes, tomó un nuevo rumbo hace casi dos años. Como maestro jubilado y doctor en educación, encontré en la labor de Casas de Cuidado Diario A.C. (CCD) un propósito renovado. Esta institución no solo atiende una necesidad social crítica, sino que ha tejido una red de apoyo tan fuerte que se ha convertido en un verdadero faro de esperanza y un caso de éxito organizacional en el estado de Chihuahua.

CCD nació como una respuesta necesaria al boom de la industria maquiladora, que integró masivamente a las mujeres al campo laboral y dejó una demanda desatendida de cuidado infantil seguro. El modelo que se gestó, y que hoy es una sólida «franquicia social» con más de 30 años de trayectoria, es mucho más que una guardería: es un «segundo hogar» donde los niños pasan hasta 12 horas diarias, recibiendo atención afectiva, nutrición balanceada diseñada por la UACH, y formación integral.

El impacto de este modelo es profundamente medible. En un entorno donde la vulnerabilidad infantil es una preocupación constante, los estudios indican que los menores atendidos por Casas de Cuidado Diario se encuentran hasta nueve veces menos expuestos a factores de riesgo como la violencia intrafamiliar o la delincuencia. Esta estadística no es solo un número; es la prueba de que el afecto y la formación temprana actúan como un blindaje social.

Además, el beneficio se extiende directamente a las madres usuarias. Al liberar la carga del cuidado infantil en un entorno de confianza, CCD facilita que estas mujeres se concentren en su desarrollo profesional. El resultado es contundente: el 87% de las madres usuarias ha podido mantener su empleo o incluso conseguir un ascenso, contribuyendo de manera decisiva a la economía familiar y a su propia autonomía.

La calidad de este servicio radica en la dedicación y, sobre todo, en la preparación de las Madres Cuidadoras. La selección para este rol es excepcionalmente rigurosa. Se les exige un examen psicológico practicado por la Procuraduría de la Defensa del Menor, similar al requerido para una adopción, e incluso sus parejas e hijos mayores deben presentar cartas de no antecedentes penales.

Una vez seleccionadas, estas mujeres son transformadas en microempresarias sociales. Reciben capacitación constante, incluyendo diplomados en la Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua (UPNECH), y obtienen la certificación oficial ECO435. Esta profesionalización eleva su estatus social y les permite generar un ingreso estable, aportando a la economía de su hogar hasta el equivalente a tres salarios mínimos al mes. De esta manera, CCD no solo resuelve un problema de cuidado, sino que es un potente motor de empoderamiento económico femenino en la comunidad.

Mi propia labor y de un grupo de 20 voluntarias más en CCD se centra en el apoyo a la otra mitad de esta ecuación: los padres y madres usuarias. A través de nuestros talleres de crianza positiva, compartimos herramientas esenciales para que puedan fortalecer sus lazos familiares y apoyar a sus hijos a crecer sanos y felices.

He sido testigo directo de la fuerza que emerge cuando las madres cuidadoras y las familias se unen, creando una red de apoyo increíble, como un verdadero equipo que trabaja por el bienestar de los niños. Lo que más me conmueve es ver el apoyo real que esta organización significa, especialmente para las madres solteras, dándoles la oportunidad de ir a trabajar y luchar por sus sueños con la tranquilidad de que sus hijos están en las mejores manos.

El alto grado de empatía del equipo de trabajo que colabora en esta Asociación Civil, es tangible en la dedicación, la preparación y la calidez humana que se siente en cada Casa de Cuidado Diario. Ser parte de esta gran labor ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Me siento honrado de poder contribuir a la misión de una institución tan noble y necesaria para el futuro de Chihuahua. El modelo CCD es la prueba fehaciente de que invertir en la primera infancia con amor, profesionalismo y transparencia, garantiza un retorno invaluable para toda la sociedad.