La Necesidad de Educar en Valores desde el Hogar: Un llamado a la acción para prevenir la violencia escolar

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Por: Felipe Villa

La violencia escolar es uno de los fenómenos que más preocupan a nuestras sociedades actuales. Pero no es algo que ocurra solo en el aula, se gesta mucho antes de que los niños lleguen a la escuela. Entre ellos, la educación en valores desde casa es uno de los principales. Muchas veces, los comportamientos disruptivos y violentos de los estudiantes son el resultado de la falta de educación en valores básicos como el respeto, la empatía y la solidaridad, que se deben aprender en el hogar.

Desde que nacen, los infantes aprenden de la familia. El hogar es el primer lugar donde los niños aprenden comportamientos que moldearán sus interacciones en la escuela y en el futuro. La familia influye en la educación de valores de los niños. Los padres son los primeros modelos y su ejemplo en la forma de resolver conflictos de manera no violenta, en la autorregulación emocional y en el respeto hacia los demás es fundamental.

Sin embargo, muchos padres, con la mejor de las intenciones, caen en la permisividad. En lugar de enseñar a sus hijos a manejar sus propios problemas, tienden a resolverlos por ellos. Esta sobreprotección puede hacer que los niños se vuelvan incapaces de enfrentar situaciones difíciles, frustraciones o conflictos por sí mismos. En lugar de aprender a negociar, adaptarse o buscar soluciones, estos niños se acostumbran a depender de los demás para superar los obstáculos. Como resultado, cuando se enfrentan a situaciones de conflicto en la escuela, no saben cómo reaccionar de manera adecuada, lo que puede derivar en agresividad o comportamientos disruptivos.

El testimonio de un profesor:

«He observado que muchos de los alumnos agresivos vienen de hogares donde la comunicación es escasa, el ambiente es tenso». «Estos niños no aprenden a controlar sus frustraciones, las que se manifiestan en el aula con comportamientos agresivos o disruptivos».

Este testimonio evidencia una problemática: la falta de educación en valores desde casa puede provocar que los niños imiten comportamientos conflictivos en la escuela. Una investigación del Instituto Nacional de Salud Mental (2018) encontró que el 60% de los niños violentos en la escuela procedían de hogares donde no había un apoyo emocional permanente ni se promovía la resolución pacífica de conflictos.

Los niños que no aprenden a regular sus emociones y a convivir en casa tienen dificultades para relacionarse en la escuela. El resultado es un incremento de conductas agresivas, intimidatorias y de falta de responsabilidad. Esto también tiene que ver con una cultura de la impunidad, en la que los alumnos sienten que nada va a pasar por lo que hagan y destruyan, lo que refuerza el ciclo de violencia escolar.

El testimonio de una madre:

«Mi hijo empezó a tener problemas con sus compañeros cuando pasó a secundaria. «Al principio creí que era una fase, pero luego me di cuenta de que su falta de respeto hacia los demás provenía de la forma en que nosotros, como familia, manejábamos los conflictos en el hogar».

Unicef (2021) informó que el 50% de los alumnos mexicanos que ejercían violencia escolar no identificaban consecuencias precisas por su comportamiento, lo que se asocia con hogares donde no se ofrecía una dirección en preceptos éticos y morales.

Pero también hay que saber que aunque la familia sea la principal educadora en valores, la escuela y los maestros también tienen mucha importancia. Los maestros son multiplicadores de los valores enseñados en casa. Pero este trabajo será mucho más eficaz si padres y maestros trabajan juntos.

En una escuela secundaria se llevó a cabo un programa piloto en el que los maestros colaboraron con los padres para resolver casos de acoso. A través de talleres de resolución de conflictos y gestión emocional, estudiantes y padres participaron activamente. Esta forma cooperativa redujo en un 30% los casos de acoso en el primer semestre del programa.

El diálogo permanente en la familia es la manera de ir inculcando los valores. Los padres deben desarrollar un ambiente en el que sus hijos puedan manifestar sus emociones, analizar sus conductas y aprender de sus errores. Además, los padres deben ser ejemplos y vivir los valores que quieren que sus hijos aprendan. La empatía, la paciencia y la capacidad de resolver conflictos de forma pacífica deben ser una constante en su día a día.

En Japón, los primeros años de educación se enfocan en enseñar valores y habilidades sociales, además de contenidos académicos. Se priorizan el respeto, la convivencia y la responsabilidad, como en prácticas de saludo y trabajo en equipo. Los niños también aprenden a ser autónomos, encargándose de tareas como la limpieza escolar. La educación moral (Shūshin) promueve principios éticos como la honestidad y el respeto, mientras que los maestros actúan como modelos a seguir. Además, se fomenta el trabajo colectivo y la disciplina, con el objetivo de formar no solo buenos estudiantes, sino también buenas personas comprometidas con la sociedad.

Una investigación del Centro de Investigación y Estudios Avanzados en Psicología (2020) encontró que los niños cuyos padres mostraron comportamientos respetuosos y de resolución pacífica de conflictos tuvieron un 45% menos de incidentes de violencia escolar en comparación con aquellos cuyos padres mostraron estilos más autoritarios y menos empáticos.

Es necesario que las autoridades educativas desarrollen programas de concienciación para padres sobre su papel en la educación de valores. Estas acciones deben informar sobre cómo los padres pueden educar a sus hijos en el manejo de sus emociones, identificar señales de violencia escolar y desarrollar un ambiente en el hogar que promueva conductas positivas.

El programa Familias Educadoras capacita a las escuelas para realizar talleres donde los padres se convierten en colaboradores en el manejo de la violencia escolar. Estos talleres proporcionan consejos sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos en la escuela, trabajar con los maestros y fomentar una convivencia respetuosa.

La violencia escolar no se erradicará sin la colaboración de padres, maestros y autoridades educativas. La educación en valores no es tarea exclusiva de la escuela, sino también de la familia. La necesidad de educar en valores desde el hogar es fundamental para evitar la violencia escolar y promover la convivencia pacífica en las aulas. «Si no involucramos a los padres, el trabajo de los maestros se queda a medias». Solo con la implicación de todos los agentes educativos podremos conseguir que las futuras generaciones crezcan en un ambiente de paz y respeto en casa y en la escuela.