Opinión por: Benjamín Carrera
Los augurios de una relación complicada con el vecino país del norte se empiezan a cumplir, un embate proteccionista, diferente pero finalmente igual, llega un día sí, al otro no, pero al siguiente si, el origen es el mismo, Estados Unidos, pero con distintos pretextos: acero, migrantes, fentanilo o tomate. Ahora les ha tocado a los productores de la fruta/verdura roja y echan mano de una antigua querella sobre una, según su óptica, posible práctica de competencia desleal para imponer una cuota compensatoria del 17.09% a las exportaciones mexicanas de tomate, que por cierto no son cosa menor, tan solo en 2024, el intercambio comercial total de Tomates Frescos o Refrigerados en México fue de 3,162 Millones de dólares.
Esta vez no se trata de castigar a México por, según ellos, no combatir el narcotráfico, ni por permitir la entrada de migrantes. Ahora es un pleito que viene desde 1996, cuando se estableció un acuerdo original para la suspensión de las investigaciones antidumping en tomate, el objetivo era evitar que las exportaciones mexicanas se vendieran por debajo de cierto umbral de precio, lo que se consideraría dumping, lo que podría perjudicar a los productores estadunidenses. El acuerdo ha sido renovado en 2002, 2008, 2013 y 2019. Sin embargo, los productores de Florida continúan señalando presuntos incumplimientos por parte de los exportadores mexicanos.
El 14 de abril de 2025, el Departamento de Comercio anunció su intención de retirarse del Acuerdo de Suspensión de 2019, con vigencia a partir del 14 de julio de 2025. Esta decisión responde a la solicitud presentada por productores de Florida, en junio de 2023, argumentando que el acuerdo no detenía prácticas comerciales desleales. Otra vez, desde su óptica.
En este tenor, el Gobierno de México fue notificado sobre la decisión del Departamento de Comercio de los Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México y de introducir una cuota compensatoria del 17.09% a las exportaciones mexicanas de ese producto.
Cierto es que tienen derecho de proteger los sectores productivos de su país y pues han elegido la guerra arancelaria para ello, por cierto es importante reiterar que van contra todo el mundo, aquí el problema es que con México mantenía relaciones de intercambio de mercancías consagradas en un tratado comercial (T MEC) diseñado para hacer de América del Norte una región competitiva y eso no les ha importado.
Es claro que la medida en comento es injusta y responde a presiones políticas pero es un boomerang que les golpeara en el rostro dado que dos de cada tres tomates que se consumen en los Estados Unidos son cosechados en México, eso afectara los bolsillos de los consumidores estadounidenses, ya que será imposible sustituir al tomate mexicano. Analistas indican que se podrían esperar aumentos de precios de hasta 50 % en promedio para los tomates frescos, dependiendo de la variedad y la temporada. En casos extremos, los precios podrían subir hasta 85 %.
Para México el efecto también es notable, ya que al representar EEUU 98 % de las exportaciones mexicanas de tomate fresco, el producto será menos competitivo, lo que podría reducir la demanda, lo que impacta en el empleo ya que el sector tomatero genera más de 400 000 empleos directos e indirectos en México. Una caída en las exportaciones podría provocar desempleo, reducción en la superficie cultivada y por tanto un efecto adverso a lo largo de la cadena productiva.
Si, el tema es complicado, mucho, pero ya lo están atendiendo desde el gobierno de México, tal vez buscando una nueva negociación o pensando en solicitar una solución a la controversia en los mecanismos legales contemplados en el T-MEC o ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), no lo sé, pero sí sé que a México se le debe defender, siempre. Y también sé que la PresidentA lo hará, siempre…