Por: Luis Andrés Rivera Levario, vocero de Salvemos los Cerros de Chihuahua
Cuando el capital sube y el agua baja: cómo el modelo urbano convierte el riesgo en un problema de clase.
Introducción
La expansión urbana sobre las cuencas altas no solo ha generado inundaciones en las partes bajas. También ha reconfigurado territorialmente la ciudad: quienes pueden pagar se establecen en lo alto; quienes no, quedan atrapados en la trampa hidráulica. Es una gentrificación ambiental, donde el capital se eleva sobre cerros desmontados mientras el riesgo se descarga sobre los más vulnerables.

- El nuevo mapa del agua en la ciudad
Las lluvias de junio de 2025 mostraron con crudeza una verdad que lleva años acumulándose bajo el pavimento: el agua ha dejado de fluir como lo hacía antes. Los cerros del norte de la ciudad, como El Mogote, La Mesa de los Caballos y el Cañón del Marro, eran captadores naturales que regulaban el escurrimiento, permitían la infiltración y evitaban las avenidas violentas de agua. Hoy, gran parte de sus laderas están cubiertas por concreto, fraccionamientos y vialidades. Arroyos como El Saucito y El Marro han sido entubados, desviados, rellenados o invadidos. El resultado: el agua baja más rápido, con mayor fuerza y sin suelo que la reciba. Las partes bajas, como El Porvenir y Tierra y Libertad, son las que sufren las consecuencias.

- ¿Qué es la gentrificación hídrica?
Cuando hablamos de gentrificación normalmente pensamos en barrios céntricos donde suben los precios y se desplaza a los residentes originales. Pero hay otras formas más sutiles de desplazamiento: las que suceden cuando el entorno se vuelve invivible. En Chihuahua, la gentrificación hídrica se manifiesta cuando los cerros son ocupados por desarrollos de alta plusvalía mientras las colonias de abajo reciben el golpe de agua.
Las familias trabajadoras son sometidas a un aumento de precio mayor, que no es solo monetario: El riesgo de perder su patrimonio y hasta su vida. Viven en zonas con alta exposición a inundaciones, sin infraestructura pluvial suficiente, sin mantenimiento de los arroyos y sin alternativas. Es una forma de violencia ambiental que refuerza la desigualdad territorial. Mientras unos compran plusvalía en lo alto de los cerros, afectando el medio ambiente e inundando zonas bajas, las clases trabajadoras deben de resistir el desastre que estos provocan.

- El capital en lo alto: fraccionamientos y plusvalía
Desde hace años, fraccionamientos como Dominion, Altozano, la zona Cantera, Reliz y otros han subido por las laderas de las sierras, vendiendo vistas, exclusividad y cercanía a la «naturaleza». Esa naturaleza, sin embargo, es destruida por los fraccionamientos. Los desarrollos privados se instalan sobre zonas de captación hídrica, desmontan vegetación, modifican cauces y desestabilizan el equilibrio ecológico del territorio.
Esa urbanización no se realiza para atender la demanda de vivienda popular, sino para generar plusvalía mediante la especulación del suelo. Las inmobiliarias convierten cerros en mercancía, privatizan el paisaje y externalizan los impactos: lo que antes infiltraba agua, ahora la expulsa con violencia. La plusvalía arriba se transforma en riesgo abajo.
- El riesgo abajo: colonias populares en zonas de impacto
El Porvenir, Tierra y Libertad, Minerales Norte, y otras colonias populares del norte han sido construidas en las partes bajas de cuencas críticas. Cada año, sus habitantes enfrentan inundaciones, deslaves, pérdida de enseres y aislamiento. Las casas, muchas de autoconstrucción, no están diseñadas para resistir flujos repentinos de agua. Las calles se convierten en ríos. El drenaje es inexistente o insuficiente.
Estas colonias fueron establecidas sin considerar que la cuenca alta se urbanizaría, por lo que las irregularidades aumentan muchas veces con la tolerancia de las autoridades. Hoy, las familias pagan las consecuencias de una expansión urbana que nunca las tuvo en cuenta. Mientras el capital construye arriba, las instituciones abandonan abajo. La gentrificación hídrica no es un accidente: es una estrategia encubierta de segregación territorial.
- El silencio de las autoridades y la simulación urbana
Los estudios existen. El IMPLAN alertó en 2024 sobre el riesgo hídrico en la cuenca del Saucito. El Atlas de Riesgos de 2022 identifica las zonas críticas. La Ley de Aguas Nacionales prohíbe modificar cauces naturales. Pero nada detiene los permisos, los cambios de uso de suelo y las autorizaciones a fraccionamientos.
Los mapas del INEGI todavía muestran los arroyos. Pero en el terreno han sido borrados. Esta desaparición cartográfica es funcional al mercado: donde el cauce estorba, se elimina. Se construye encima. Las autoridades, en vez de proteger el territorio, simulan planeación mientras promueven el despojo. El crecimiento urbano no es neutro: tiene dirección, intereses y víctimas.
- Propuestas hacia una justicia hídrica
Desde Salvemos los Cerros de Chihuahua proponemos:
Detener todo nuevo fraccionamiento en zonas de cuenca alta como El Mogote, El Marro y la Mesa de los Caballos.
Restaurar legal y ecológicamente los cauces naturales.
Implementar infraestructura verde: parques pluviales, suelos absorbentes, revegetación.
Reconocer el despojo ecológico como forma de injusticia territorial.
Incluir a la ciudadanía en los planes de riesgo, ordenamiento y agua.
La justicia hídrica no es solo técnica: es ética y política. Se trata de quién tiene derecho al agua, al suelo, a la seguridad. Se trata de planear con la cuenca, no contra ella.
Conclusión
El agua no distingue clases sociales, pero el modelo urbano sí. Hoy, la ciudad está diseñada para que el capital suba y el riesgo baje. Cada cerro desmontado, cada arroyo obstruido, es una amenaza para los de abajo. La gentrificación hídrica revela una ciudad partida: una que construye plusvalía en las alturas y condena a las orillas al desastre.
No es demasiado tarde. Pero para cambiar el rumbo, debemos cambiar la lógica. Recuperar los cerros, proteger las cuencas, escuchar a los barrios. Sólo así podremos construir una ciudad justa, resiliente y verdaderamente habitable para todos.
