Por: Profra:María de los Angeles Dominguez Ceniceros, Profr: Mario Alberto Amezcua Madrigal y Profr. Santy Flowers (Integrantes del Servicio Profesional Docente de la Asamblea Magisterial de Parral)
En pleno siglo XXI, mientras el discurso oficial presume democracia sindical y respeto a los derechos adquiridos, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) todavía mantiene en sus estatutos una cláusula ambigua que podría permitir el regreso del cobro sistemático de cuotas a jubilados y pensionados, disfrazadas de “voluntarias”.
El Artículo 20 del Estatuto del SNTE establece:
“Los jubilados y pensionados podrán aportar cuotas voluntarias”.
Aunque actualmente —gracias a una conquista reciente— ya no se realiza el descuento automático a jubilados, es necesario advertir que esta omisión ambigua en el estatuto podría ser usada en el futuro para reinstaurar los descuentos, como sucedió durante años en esta misma Sección, donde las cuotas se descontaban sin consentimiento informado, sin carta expresa y sin rendición de cuentas.
Hasta hace poco, Chihuahua era la única sección en todo el país que seguía aplicando esta práctica, lo cual no solo era injusto, sino también improcedente, dado que los jubilados ya aportaron durante toda su vida laboral y no reciben beneficios claros, transparentes ni tangibles a cambio.
Fue precisamente esa inconformidad la que llevó al actual dirigente sindical a prometer públicamente el fin de los descuentos automáticos, una promesa que finalmente cumplió. Pero ahora, esa misma decisión parece haberle costado el apoyo interno de los comités que antes administraban esas aportaciones a su antojo, sin mecanismos de fiscalización real.
Esta realidad obliga al magisterio a ir más allá de los acuerdos de palabra:
es urgente reformar el Artículo 20 y eliminar toda ambigüedad.
Propuesta concreta:
“Los jubilados y pensionados no deberán aportar cuota sindical alguna, salvo que lo soliciten expresamente por escrito y dicha solicitud deberá renovarse anualmente.”
Blindar esta conquista no es exageración:
es un acto de justicia para quienes ya dieron todo en el aula y no deberían seguir financiando estructuras que ni los representan ni los defienden.
Es momento de hablar claro:
¿En qué se gastaron los recursos de los jubilados durante años?
¿Por qué nunca se rindieron cuentas?
¿Quién se benefició y quién permitió el abuso?
El tiempo del silencio terminó.
Y si ahora no se exige que esta reforma quede escrita, mañana podrían reinstaurar el descuento… amparados en esa misma ambigüedad.
Nota: se realizó modificación al artículo. Gracias a una aclaración que nos hizo la maestra María Hernández donde nos especificó que este cobro ya no se hace .