El cambio climático y sus desafíos para el campo mexicano

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Opinión por: Benjamín Carrera

El sector agropecuario en México es uno de los pilares fundamentales en el desarrollo del país, y no únicamente en lo económico, pues el papel multifuncional que desempeña explica también muchos de los aspectos culturales que dibujan la nación misma, sin embargo, enfrenta diversos desafíos complejos y más recientemente, retos como el cambio climático, fenómeno que es considerado ya el problema ambiental más importante de la humanidad.

Es una dura realidad que México supera el promedio global de aumento de temperaturas: desde principios del Siglo XX la temperatura en nuestro país ha aumentado 1.69 grados, en contraste con los 1.23 grados centígrados que ha aumentado a nivel mundial, de acuerdo con datos de la UNAM. 

En el norte del país, somos testigos de cómo las sequías se prolongan e intensifican reduciendo la productividad en el campo; incluso son ya una condición, no eventos cíclicos, y en ese tenor debe ser abordada; estos fenómenos también afectan a nivel social forzando el desplazamiento de familias que habitan entornos rurales que dependen del campo para sobrevivir.

Es evidente que la producción de cultivos básicos, principalmente de temporal, se ven comprometidas con el cambio climático; habría que añadir la evaporación que producen las altas temperaturas afectando la disponibilidad de agua en cuencas y presas cuyos niveles actuales de almacenamiento apenas alcanzan el 10%, viendo difícil su apertura para el ciclo agrícola 2025.

En el caso de Chihuahua, datos al 15 de mayo de 2025 indican presencia de un grado de sequía extrema (la penúltima más grave) en 55.2% del territorio y de un grado de sequía excepcional (la más grave) en 42.3%, es decir en el 97.5% de todo el estado la sequía es una terrible realidad que implica la pérdida de cultivos y pastos para ganado, aumentando los riesgos de incendios, afectando además la disponibilidad hídrica generando una situación de emergencia extrema.

Es de destacar que, por el tema de la sequía, actualmente en Chihuahua apenas se siembran un millón de hectáreas, de las cuales ya más de la mitad son de riego, con la presión hídrica, elevados costos de producción y exclusión de los pequeños productores que eso implica.

Es así como, el cambio climático pone en riesgo a las y los mexicanos y a la seguridad hídrica y la estabilidad económica, lo que ha derivado en pérdidas agrícolas y una mayor presión sobre los recursos naturales.

En este orden de ideas, desde SADER se han reconocido las oportunidades que esto representa para ampliar programas que ponen en el centro a las personas productoras y que impulsan la agricultura de conservación, que fomenta la rotación de cultivos anteriormente abordada, así como el uso de coberturas vegetales y la reducción de labranza para optimizar el uso de recursos naturales y conservar la productividad del suelo. Por otra parte, programas específicos como Fertilizantes para el Bienestar -que asegura la producción de cultivos prioritarios- y la estrategia de Cosechando Soberanía -que aumenta la producción de alimentos en localidades con altos niveles de marginación y potencial productivo- se suman a las estrategias adoptadas por Gobierno Federal.

El campo mexicano, cuna de tradiciones y sustento de millones de familias mexicanas, enfrenta un desafío sin precedentes, que no solo es una lucha por la supervivencia, sino por preservar un legado cultural y económico que da identidad a México; si bien, el cambio climático representa un desafío crítico para el campo mexicano, la adopción de prácticas sostenibles, innovación tecnológica y políticas públicas efectivas será esencial para fortalecer la resiliencia del sector agropecuario, protegiendo la seguridad alimentaria y garantizando un futuro sostenible para las comunidades rurales de México. 

Por el bien de todas y todas primero la Gente del Campo.